Wobisch y Dudamel, la gira de la infamia, por Jorge Alejandro Rodríguez
Autor: Jorge Alejandro Rodríguez | @madrugonazo
La música tiene poderes que nos sorprenden y nos asaltan. Schopenhauer en su obra más destacada “El mundo como voluntad y representación” establecía, y la física cuántica le dio la razón un siglo más tarde, que la misma podría subsistir aun cuando el mundo no existiera en lo absoluto. Así concebía este genio de la filosofía la fuerza especial de este arte.
Este razonamiento sobre la fuerza de la música, tiene como base fundamental que la música pasa por encima de las ideas, lo cual implica también que la música pasa por encima de los valores, léase, por encima de la moral. La música sería entonces amoral, a diferencia de la pintura o la poesía. Y es esto lo que nos puede explicar que la Filarmónica de Viena tuviese a un fanático nazi, delator de sus compañeros, esbirro de tomo y lomo, una excrecencia de ser humano, como miembro principal (trompeta) y luego como director ejecutivo. Nos referimos a Helmut Wobisch. No fue este un director impuesto durante la anexión, la Anschluss, ese cómodo concepto con el cual los austriacos han pretendido lavar su conciencia y adoptar un aire de victimización, sino como director desde 1950 hasta 1968, llegando incluso a reivindicarle honores a Baldur von Schirach, quien fuera Gauleiter de Viena, especie de procónsul de Hitler en los años de la guerra.
El trabajo de Fritz Trumpi sobre la pretendida ignorancia del pasado nazi de Wobisch, dejó al descubierto lo que era un secreto a voces en el mundo de las orquestas, que la de Viena no solo era racista, sexista y homofóbica, sino que era abiertamente nazi aun pasada la guerra y conocidas todas las atrocidades cometidas en los años del Fuhrer. No les bastó haber llevado a cabo un concierto en las barracas de la SS. Bien lo señala Norman Lebrecht, textualmente, la música hermosa no puede ocultar la vergonzosa historia del pasado.
Pero, ¿Por qué ocuparnos de Wobisch? Pues hemos de ocuparnos de él porque está vivo. No físicamente, ya que está bajo tierra desde 1980. Es aún peor. Wobisch vive en las acciones de la Filarmónica de Viena. Esa orquesta que es un fenómeno absoluto de impecable ejecución artística y aún mejor marketing, tiene el tino de seleccionar como director para una gira a España, México y Colombia, a Gustavo Dudamel.
Llevará al símbolo más conspicuo, al showman consentido del régimen, a países atestados de venezolanos que han huido del horror en el cual los patrones de este director hundieron a Venezuela. Así como la Filarmónica de Wobisch ejecutó especialmente para la SS, así hizo Dudamel mientras a escasos metros se reprimía a venezolanos.
Siga pues la gira de Wobisch y Dudamel. La gira de la infamia.
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