WWW.TEVIGILAMOS.COM, por Teodoro Petkoff
Con esto de la Ley de Telecomunicaciones hay que estar muy mosca. Este diario, a través de su colaborador William Peña, dio el tubazo acerca de la existencia de ese proyecto de ley, que, de acuerdo a la información, estaría en la lista de proyectos legislativos que esperan por su discusión en la Asamblea Nacional. Estuvo entre las leyes que promulgaría Chávez, e incluso recibió la bendición del TSJ, pero, aparentemente, algo llevó a sacarla del paquetazo y enviarla al Parlamento.
Ayer, para contribuir más a la galleta, informaciones confusas, provenientes del oficialismo, señalan, por un lado, por boca de un diputado, que no está en la AN proyecto alguno de esas características; por otro lado, la ministra de Telecomunicaciones y presidenta de Cantv, sin negar la existencia del proyecto, lo considera apenas un «borrador» o un «papel de trabajo», que en su versión definitiva sería sometido a consulta con los interesados.
Todo hace pensar que esta contradicción entre la gente del oficialismo es más aparente que real y que se trata de un globo de ensayo, lanzado para tantear la reacción pública. Aplicando la sabia sentencia popular que aconseja al picado de culebra asustarse de un bejuco, lo mejor es tomar muy en serio el «borrador» que está en órbita y abordar su discusión desde ya. Porque esta ley tiene un inocultable sesgo ultraestatista, que de ser aprobada y aplicada nos haría entrar de lleno en el universo orwelliano de control del pensamiento y de censura absoluta de las telecomunicaciones.
Tomemos el caso de Internet. La ley prevé la creación de un «punto único de acceso nacional» que haría pasar todas las comunicaciones por ese «punto único». Hoy, la distintas empresas que prestan el servicio, poseen su propio punto de acceso.
Esta diversidad desaparecería, para que todos sean concentrados en el «punto de acceso» estatal. Toda la información por la red que entra y sale del país pasaría por esa suerte de llave de paso, controlada por el Estado, que podría de este modo bloquear o filtrar todas las comunicaciones por internet, hacía afuera y hacia adentro. En otras palabras, pasaríamos a tener un régimen semejante al de China o al de Cuba, donde el acceso a internet pasa por la alcabala estatal. Se levanta así, en el horizonte, el Big Brother, el Gran Hermano, metáfora creada por George Orwell en su gran novela, 1984, en la cual dibuja el siniestro mundo totalitario, donde el ojo del Estado, el Big Brother, todo lo ve, todo el tiempo. La pesadilla podría comenzar a concretarse de ser aprobado este proyecto de ley en su forma actual. La ley encierra otros peligros para la democracia y la libertad, que deben ser ampliamente discutidos y de los cuales nos proponemos ocuparnos en profundidad.