¿Y el aumento de la gasolina qué?, por Simón Boccanegra
¿Qué habrá pasado con el aumento del precio de la gasolina? Sin mayores explicaciones, el tema desapareció tanto del discurso de Chacumbele como de las cuñas televisivas de Pdvsa. Durante un tiempo, Chacumbele se dedicó a instruirnos –muy a lo neoliberal, diría él, si hubiera sido otro el del discursito– con aquello de que para venderla al precio actual mejor era regalarla; que si un litro de agua mineral es mucho más caro que uno de gasolina; que si una arepa era más cara que un litro de gasolina y así sucesivamente. Pdvsa, por su lado, se lanzó con una campaña mediática en el mismo sentido, con cuñas de lo más convincentes, ilustrando gráficamente el horrendo absurdo que es vender un litro de gasolina a 70 o cien bolívares, es decir, dos centavos de dólar –a la tasa de cambio que utilizan Chacumbele y todo el mundo para sus cálculos, que es la de 4 mil por dólar. De pronto, ni Chacumbele habló más de la cuestión ni Pdvsa siguió con sus cuñas.
Lógico. Se dieron cuenta que ese aumento habría sido, en el sentido más estrictamente literal, gasolina para la candela de la inflación. Pospuesto, pues, el aumento para días más propicios. Confesión “subliminal” de derrota en la batalla –como diría Chacu, en su lenguaje siempre épico– contra la inflación.