Yo tenía una luz…, por Teodoro Petkoff
La crisis eléctrica ya es oficial. Hasta ahora se expresaba en apagones por la libre, diariamente en todo el interior, aunque mucho más esporádicamente en Caracas. Pero ahora es línea de gobierno. Este ha impuesto un racionamiento, por ahora tan confuso, o más, como la medida sobre los centros comerciales, que debieron rectificar, pero en todo caso, ya sabemos a qué atenernos. Por decisión de Chacumbele, la corriente eléctrica se puso escasa y nos llegará por retazos, sin desmedro de que al racionamiento oficial se sumen los apagones «normales», fruto del terrible deterioro del Sistema Eléctrico Nacional provocado por la imprevisión y la ignorancia de Chacumbele, quien ni siquiera le prestó atención a las voces de su propia gente alertando sobre la crisis que sobrevendría si no se tomaban las medidas de inversión necesarias. Basta con recordar al general Daniel Machado, quien dirigiera Edelca y quien pronosticó, hace cinco años, esto que está pasando hoy.
El gobierno va a seguir con los cuentos chinos de «El Niño», de la sequía, del calentamiento global y de la responsabilidad de los gobiernos anteriores.
Eso no se le puede aceptar. Porque si bien la situación obliga a hacer el mayor esfuerzo posible para ahorrar electricidad, a fin de evitar que la cosa se ponga peor, no es menos cierto que es absolutamente indispensable subrayar la responsabilidad del gobierno, y en particular de Chacumbele, en este desastre. El país lo eligió en la esperanza de que gobernara bien. Peor de lo que lo ha hecho, imposible, pero los gobernados estamos obligados a pedirle cuentas y a pasarle facturas. Regocijarse por las tribulaciones a que nos condena Chacumbele sería estúpido. El viejo concepto de que «mientras peor, mejor», es estúpido. Pero no reclamarle su responsabilidad sería más estúpido todavía. Es nuestro deber y nuestro derecho como gobernados.
Cuando desde TalCual lo apodamos «Chacumbele» queríamos subrayar que, como en la guaracha cubana, «él mismito se mataba», con su incapacidad, su irresponsabilidad y sus desatinos. Lo hemos hecho para mostrar el camino del barranco en el cual terminaría por hundir al país de continuar administrando con tal falta de sindéresis. Nunca oye críticas ni le para a los que saben más que él.
Tenemos que calarnos la luz que se apaga porque Chacumbele descartó la construcción de cuatro represas hidroeléctricas en el Alto Caroní, porque Chacumbele no construyó sino cinco de las 29 centrales termoeléctricas planificadas para 2007, porque Chacumbele dejó que se derrumbara Planta Centro, porque Chacumbele paralizó las inversiones de La Electricidad de Caracas, porque Chacumbele no realizó las inversiones de casi 700 millones de dólares, planificadas para el mantenimiento del sistema de transmisión.
Todo esto es por la grandísima culpa de Chacumbele y de nadie más. «El Niño» y la sequía son un problema para Guri porque los disparates reseñados lanzan toda la carga de generación de energía sobre esa gran represa –construida, por cierto, por los «nefastos» gobiernos anteriores. No podemos aceptar que Chacumbele trate de disimular sus culpas. Este inútil de siete suelas no puede seguir gobernando al país después del 2012.