Zánganos, por Simón Boccanegra
El estado de indefensión en que el CNE ha colocado a decenas de candidatos que impugnaron los resultados electorales no tiene precedentes en este país. A Andrés Velásquez ni siquiera le han respondido su alegato. En Mérida recontaron los votos y no hay manera de que digan cuál fue el resultado, lo cual permite sospechar que William Dávila ganó, porque de haber sido lo contrario seguramente habría salido «Camión» Ruiz a levantarle el brazo a Florencio Porras. Ahora recontaron en Margarita y ya escondieron los resultados, para hacer, por lo visto, el mismo quiquirigüiqui de Mérida. Casos más pequeños, como el de Güiria, que hoy relata Carlos Subero en El Universal, hay por montones, sin respuesta alguna. Desde los tiempos de aquella pandilla de eunucos que convalidó el fraude electoral de Pérez Jiménez en 1952, no se había visto en Venezuela nada parecido a este grupo de yes-men que desde el CNE no hacen otra cosa que cuidar sus bananitos. Cualquiera de los CNE o CSE del cartel adeco-copeyano en el organismo es una academia de serafines al lado de estos zánganos que hoy medran en el CNE.