«Zonas de seguridad», por Simón Boccanegra
La marcha convocada para el jueves próximo coloca sobre el tapete la cuestión de las «zonas de seguridad», que en mala hora se le ocurrió diseñar a un genio oficialista. La decisión es tan absurda que resulta inaplicable. Por ejemplo, el Parque del Este y la avenida Miranda son ya lugares que tanto el gobierno como la oposición utilizan para sus marchas y actos. Una aplicación estricta del decreto haría imposible marchar por la avenida Miranda desde Chacao hasta Chacaíto, porque ese segmento de la avenida está cubierto por la fementida «zona de seguridad». ¿Cómo vedar esa zona al ejercicio ciudadano del derecho de manifestación? Basta con esto para evidenciar el total absurdo que constituye ese decreto. ¿Para qué mantenerlo si no se puede aplicar? Una cosa es una zona de seguridad en el inmediato perímetro de una instalación determinada y otra es extenderla hasta áreas que nada tienen que ver con aquella. Un altísimo funcionario gubernamental informó que el decreto sería revisado para ajustarlo al sentido común. El tiempo pasa y tal revisión no tiene lugar. ¿Qué van a esperar? ¿Que la vida lo derogue de facto, como lo viene haciendo? ¿O lo van a tener por ahí, en sueño, sólo para desempolvarlo cuando haga falta alguna arbitrariedad?