Hiperinflación, por Rafael Viloria
Autor: Rafael Viloria
No sorprende ni a cautos ni a incautos las razones sobre las cuales se fundamenta la aguda crisis integral que está conduciendo al país al colapso social, económico y político de magnitudes imponderables.
Ayer, hoy y quizás hacia el futuro, nos han estado hablando de la existencia de condiciones económicas que genera envidias de propios y extraños de los cuatro (4) puntos cardinales. Algunos altos y bajos dirigentes que tienen la responsabilidad “política” de conducir el destino del país; por distintos medios, tratan de convencernos que muchos países intentan emular tan excelso sistema social, económico y político que en su balance registra saldos que son los que inspiran tan notable “envidia”.
Venezuela se encuentra en estos momentos cruzando la línea de una salvaje inflación que iba a ser superada a juzgar por los tantos discursos trasmitidos por los medios de comunicación nacionales e internacionales existentes.
El utópico discurso, como tal se quedo a la vera del camino. Vivimos en un país donde pasan muchas cosas buenas, regulares y malas y no son anticipadamente sabemos que nadie va a plantear ningún reclamo. Todo ello en virtud de de evitar alguna complicación que confunda la disposición o porque formamos parte del nutrido contingente silente que practica el servilismo inducido, como una práctica política de algún partido político.
La inflación llego se quedo y logro su cometido. Crear y poner en marcha una “crisis integral”, que hasta los que somos lerdos en el conocimiento de asuntos de las ciencias sociales y políticas; sabemos a dónde nos está conduciendo de manera inevitable. El desastre, cuya manifestación tiene origen en la propia inflación. La Hiperinflación. Los expertos en materia relativa indican de que no obstante a la poca información del Banco Central de Venezuela (B.C.V). El rango de la Hiperinflación se ubica en 1.400%. Quien aquí escribe, corriendo el riesgo de percepción herrada, me atrevo a indicar lo poco creible de la cifra indicada.
Lo que a la vista está, no necesita anteojos, quizás somos incautos, pero ni ciegos, ni sordos ni mudos somos. No somos tan p…, según lo que algunos piensan, dicen y hacen. La crisis del país no la va a pasar con más improvisaciones en materia de las ciencias políticas y económicas, que al fin y al cabo son por mala praxis de gerencia pública, tienen al país, en las condiciones en que esta.
Los venezolanos estamos cansados con el cuento malo y mal echado de que los culpables de la crisis integral es responsabilidad de una gente que esta al frente de nuestro lado, del otro lado de nuestras fronteras. Los E.E.UU. Por ejemplo, el cuento del Imperio, sería bueno que fuera reeditado, reformulado. Una novela de Marcial la Fuente Estefanía, seria pertinente. ¿Cuál será la diferencia entre la bota gringa, la china y la rusa? la de tantos países, que con que seamos amigos sería suficiente en una relación meramente pacifica y de paz.
No queremos amigos, para que a cambio de petróleo nos suministren armas, para cubrir una supuesta guerra civil, que no entendemos, ni tampoco la aceptamos, menos entre hermanos.
Queremos amigos que pongan de manifiesto sus conocimientos a ser unidos con los nuestros en el desarrollo de políticas viables, sustentables y autosustentables; que por analogía erradique las marcadas tendencias de economías que solo mantiene los desequilibrios que la inflación y la hiperinflación en deterioro del bienestar del país.
El flagelo de la inflación y la hiperinflación, definitivamente no podrán ser combatidos, ni con leyes, ni con decretos; tampoco con improvisaciones políticas de naturaleza alguna.
Lo contrario del bien no es el mal, es la indiferencia a la que tenemos que combatir y erradicar. Esto significa que como pueblo debemos despertar, reaccionar y actuar más temprano que inmediatamente y poner en práctica acciones conjuntas, que tengan como norte aquello de que cesen los partidos y se consolide la unión.
Venezuela no puede seguir entrampada a ultranza. Tenemos que salir de Macondo. Al despertar tenemos que reflexionar, si cien (100) años de soledad no han sido suficientes para que la ultima proclama del genio de América; sea puesta en marcha. Sólo el pueblo organizado, unido, sin distingo de razas, colores políticos, credos religiosos, etc. nos salvara a todos. Es la hora de rescatar la fe, la confianza, para que juntos construyamos la esperanza de un país ampliamente democrático.
Expresidente de Ceconave
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