Juan Maragall: El maestro venezolano está a niveles de hambre
Autor: Víctor Amaya / @victoramaya
Juan Margall ocupa el cargo de secretario de la gobernación de Miranda desde 2008. Licenciado en Educación, mención Ciencias Pedagógicas, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
-¿En qué estatus está la educación de cara a iniciar nuevo año escolar?
-Las escuelas son cajas de resonancia de la realidad social. Todos los problemas económicos que afectan la vida del venezolano, lo hacen de manera especial a las escuelas. Por ejemplo, todas las dificultades del costo de transporte afecta la asistencia. Los problemas de alimentación afecta los programas de las escuelas y las dinámicas alimenticias de las familias, que terminan afectando la asistencia. Los problemas de seguridad afectan también a las escuelas. Las personas asalariadas, maestros y trabajadores de escuelas, tienen más dificultad de adaptarse a la inflación. Todos estos factores ya incidían de forma muy importante este año escolar que terminó. Hicimos un censo y ha habido una pérdida de 9 % de alumnos en las escuelas. Eso significa que nada más en el estado Miranda, estimamos que más de 10 mil niños abandonaron la escuela. A nivel nacional, trasladando ese porcentaje, podríamos hablar de más de 500 mil niños que dejaron de asistir a la escuela durante el año escolar que terminó. Entonces, el inicio de clases tiene un gran reto: la convocatoria.
-Por segundo año mantuvieron las escuelas abiertas para dar de comer.
-Lo hicimos fundamentalmente para atender el tema de alimentación. Lamentablemente tiene que mantenerse. Cuando empezamos en agosto de 2016, lo veíamos como una crisis que podía ser transitoria. Pero estamos ya muy preocupados. Los niños asisten a escuela en vacaciones, y la relación con la comida es de avidez. En Las Minas de Baruta vimos que los lunes comen con avidez porque los fines de semana no comen en su casa.
-Hay familias que pasan a los niños del privado caro al privado menos caro, y otros del privado el público por no poder pagar más. ¿Hay capacidad para atender esos flujos de inscripciones?
-Todas las escuelas tienen que tomar todas las iniciativas y ajustes necesarios para conservar a sus estudiantes. Es un reto tanto para la escuela rural de Barlovento como para el colegio privado de Caracas. La escuela rural tiene que entender que todas las dificultades hay que buscar cómo contenerlas, pero no puedes asumir naturalmente que pierdes alumnos. Los privados no pueden quedarse simplemente con la idea de que una familia no puede pagar. Luego, si bien es cierto que puedes tener una migración del sector privado al público, y en algunos lugares dificultades de cupo para recibirlos, pero la migración más grave es del público a la calle.
-¿Qué estrategias aplican para garantizar esa permanencia?
-El punto de partida es tener plena conciencia de que la escuela es un espacio de protección. No podemos permitir que la escuela deje de prestar su servicio de formación, protección y contención. En el caso de las escuelas con pocos recursos, que han disminuido docentes, que han eliminado programas de alimentación, la escuela tiene que organizarse para funcionar. No podemos abandonarla. Hay que tomar conciencia de esa verdadera función de la escuela a pesar de las grandísimas dificultades. Luego, tienes que flexibilizar criterios, como el tema de uniformes, útiles, incluso de horarios. Aquí la clave es flexibilidad. Si queremos arrancar el año escolar como si estuviéramos en 2001 estamos muy equivocados. La escuela tiene que adaptarse a la situación. El otro elemento es que las iniciativas deben tomarse de manera colectiva los padres, los maestros, los directores y, en caso de bachillerato, los alumnos. Aquí no se valen medidas unilaterales.
-¿Sobre la infraestructura, siempre importante antes de iniciar el año, cuál es el estatus de las escuelas?
-Nosotros hemos hecho muchas inversiones en estructuras pero desde hace dos años no son suficientes. Es cierto que las infraestructuras están muy deterioradas, y a pesar de nuestros esfuerzos que han sido muy importantes, como el nuevo edificio que vamos a inaugurar para hacer de una escuela y liceo para este año escolar o las inversiones en más de 40 escuelas, no es suficiente. Es importante que las comunidades tomen conciencia de las limitaciones que tenemos, y hagan el mejor uso posible de las infraestructuras. No estamos ahorita en un esquema donde el Estado repara escuelas y los maestros y los niños llegan en septiembre cuando están listas. Desde hace un par de años no podemos hacer con la profundidad y magnitud que se necesita.
-¿Y en escenarios nacionales?
-Leí con mucha preocupación las declaraciones del Ministro de Educación que decía que iban a hacer una inversión de dinero en escuelas y al dividir el monto por la cantidad de escuelas no llegaba ni a 20 mil bolívares. Una inversión ridícula. Lamentablemente, el Gobierno nacional desde hace muchos años tienen abandonada la infraestructura escolar.
-¿Cómo es la vida del magisterio, un gremio mal pagado y que también sufre la crisis?
-Tenemos tres niveles de problemas importantes con los maestros. Primero, el tema económico. Efectivamente, los maestros tienen severísimas dificultades económicas porque sus salarios no alcanzan ni siquiera la cuarta parte del costo de los alimentos. Estamos hablando de niveles de hambre. El segundo problema es que desde hace más de 15 años está totalmente abandonada la cartera docente, la asignación de cargos no se están haciendo por concurso de méritos profesionales y académicos, como lo establece la Constitución, sino que se asignan por razones clientelares y por filiación a partidos políticos. Eso ha hecho mucho daño en la comunidad de maestros, porque no ha permitido que ingresen las personas más preparadas, más comprometidas estén ingresando a las escuelas nacionales, sino las personas afectas a una posición político partidista. El tercer problema, lo vivimos particularmente las gobernaciones, porque desde hace más de dos años el Gobierno nacional no envía los recursos correspondientes para honrar los compromisos laborales. Entonces, los maestros están recibiendo salarios muy por debajo de los maestros nacionales. A nivel nacional hay más de 100 mil maestros regionales que están siendo discriminados.
-¿En qué nivel está la deserción de maestros y cómo atienden esas ausencias?
-A nivel de preescolar y primaria, en general, la matrícula docente está completa. Ha habido deserciones pero también se han incorporado nuevas personas. Donde hay más dificultades es en bachillerato. Hay zonas donde es muy difícil conseguir un profesor especializado. Hemos tenido que hacer esfuerzos con personas que estén estudiando su último semestre (de educación superior). Desde hace más de 15 años el Gobierno nacional está discriminando a los egresados de las universidades autónomas para darle prioridad a los egresados de las universidades oficialistas y de las misiones, y esos egresados son de preescolar y primaria y no de especialidades. Durante más de 15 años, que se dice fácil, ha habido esa discriminación y ha hecho que prácticamente las escuelas de educación o las especialidades de los pedagógicos se vayan quedando sin estudiantes. Prácticamente no se están formando profesores de física, química, matemáticas, inglés, biología, desde hace muchos años. Se han ido jubilando y retirando profesores, y la generación de relevo no existe. Es un problema muy profundo.
-¿Cómo pudiéramos calificar a la educación venezolana?
-Me duele decirlo, pero Venezuela es la oveja negra de la educación en Latinoamérica. Nuestro nivel educativo está por debajo que el resto de la región. Las mediciones que hemos hecho de rendimiento nos muestran que estamos muy por debajo de toda Latinoamérica. Lamentablemente estamos en la noche más oscura de la educación, y es lo que dicen esos resultados.
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