A 50 años de “Checoeslovaquia, el socialismo como problema” y a uno del adiós a Petkoff
Escrito en la clandestinidad, el libro fue un éxito inmediato que trascendió las fronteras de Venezuela, generó debates y respuestas internas y externas, y catapultó a Petkoff como líder político
Meses más tarde de la “Primavera de Praga” (enero de 1968) y de su fin con la invasión de los países del Pacto de Varsovia a Checoeslovaquia (21 de agosto de 1968) el economista y guerrillero Teodoro Petkoff (El Batey, 3 de enero de 1932 – Caracas, 31 de octubre de 2018) publicó uno de los libros más polémicos e influyentes de la literatura política venezolana: “Checoeslovaquia, el socialismo como problema”, texto de poco más 150 páginas, en el que presentó críticas duras contra la izquierda, señalaba la crisis y deterioro del movimiento comunista mundial y rechazaba “un acto imperialista inaceptable”.
“Es un libro que no solo dice que la Unión Soviética había llegado demasiado lejos en Checoeslovaquia -con e intercalada, como se escribía entonces-, que había cometido un acto imperialista inaceptable, sino que, además, cuestiona estructuralmente a la Unión Soviética (URSS)”, indicó en 2006 el fundador de TalCual al periodista Alonso Moleiro.
La “Primavera de Praga”, precursora de la perestroika de Mijaíl Gorbachov, fue promovida por Alexander Dubček, secretario general del Partido Comunista de Checoeslovaquia (1968), quién dio lugar a una serie de reformas democráticas, entre ellas: legalizó la existencia de partidos políticos y sindicatos, promovió la libertad de prensa y de expresión y liberalizó las actividades culturales.
También introdujo una reforma económica frente a las penurias constantes. Ante estos acontecimientos, la URSS, dirigida por Leonid Brézhnev, envió varias advertencias, temía que estas reformas debilitaran la posición del bloque comunista en plena Guerra Fría. La madrugada del 21 de agosto de 1968, tanques de países del Pacto de Varsovia (Bulgaria, Hungría, Polonia y Alemania del Este), entraron a Praga y acabaron las reformas. La intervención superó los 400 muertos. La democracia no regresó a Praga sino hasta la «Revolución de Terciopelo», en 1989.
Esta pieza, escrita en la clandestinidad, editada por el sello editorial Domingo Fuentes (más tarde reeditado por Monte Ávila, en 1990), fue un éxito inmediato que trascendió las fronteras de Venezuela, generó debates y respuestas internas y externas, y catapultó a Petkoff como líder político. Fue la publicación que los comunistas venezolanos leyeron para debatir; traducido al ruso, escrutado por la Academia Soviética y satanizado en Pravda, el diario del partido comunista. También fue objeto de discusión en el XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde el mandatario Leonid Brezhnev incluyó a su autor en la lista de los “herejes” del movimiento comunista universal de entonces, y lo calificó de “revisionista” y “amenaza” para el modelo exportado a toda Europa del Este (y a buena parte de Latinoamérica) por los rusos.
“¿Qué le dio, en su época, resonancia a Checoeslovaquia…? Pues sencillamente la circunstancia de que un comunista venezolano –yo, para entonces– no solo condenara la intervención militar soviética en Checoeslovaquia, sino que defendiera –¡mortal pecado de ‘revisionismo!’– la excitante experiencia que fue la Primavera de Praga”, explicó Petkoff en la reedición del libro que publicó Monte Ávila.
Entre 1968 y 1969 en Venezuela aún estaban activos algunos núcleos de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN); eran los últimos meses de Raúl Leoni como presidente de la República y se estrenaba Rafael Caldera en el cargo; Petkoff fue arrestado por tercera vez, más tarde apoyó el proceso de pacificación iniciado por el líder de Copei, quien luego lo indultó; el Partido Comunista de Venezuela (PCV) fue legalizado nuevamente; y algunos guerrilleros e intelectuales comunistas ya habían empezado a dudar de su ideología y de sus formas de hacer. En Francia se realizaba una revolución universitaria y posterior huelga general: el Mayo Francés; México se enlutaba con la matanza de Tlatelolco y en Vietnam se dio la ofensiva del Tet vietnamita.
En este su primer libro, Petkoff desnudó la burocracia soviética, la estatización de la vida civil y el totalitarismo del modelo ruso. A 50 años de su publicación, y al estarse cumpliendo el primer aniversario de muerto de Teodoro Petkoff, Fernando Rodríguez, filósofo y ex director de la Cinemateca Nacional; Américo Martín, abogado y político; y el escritor Ibsen Martínez rinden un pequeño homenaje al autor y al libro que dieron un vuelco a la política nacional; rememorando la importancia y resonancia de ambos (para algunos intelectuales nacionales el libro está lejos de carecer de vigencia, actualmente el país vive muchos de los peores efectos del socialismo real).
Fernando Rodríguez
“Checoeslovaquia, el socialismo como problema” sale a la luz pública en un momento crucial para la izquierda nacional. Una hora desolada. La línea de la lucha armada que se había adoptado a comienzos de la década del 60 había fracasado estrepitosamente. Es más, esa derrota ya tenía al menos tres o cuatro años que era una evidencia, que no se quería ver o asumir. Lo que había acarreado una especie de reducción al mínimo de acciones bélicas y una ausencia estridente del campo de la lucha política real en el país. Ya a esas alturas del libro (1969) el PCV había anunciado su retiro de la acción armada y su reintegro a la vida democrática. Y muy poco después esto se ratificará con la política de pacificación del recién electo Rafael Caldera, y que el PCV aceptó de muy buena gana.
Pero corregido ese inviable camino, determinado sobre todo por el ejemplo triunfante de la revolución de los barbudos cubanos, se vuelve a la vieja política del partido, determinada por la hegemonía soviética, y que consiste básicamente en un especie de etapismo, donde hay que acompañar a la burguesía nacional a conquistar la democracia y a robustecer un capitalismo nacional liberado del yugo imperialista, en el fondo el viejo browderismo de los años cuarenta, y que posterga la revolución a las calendas griegas. Se necesitaba una nueva política, puesta al día y capaz de entusiasmar sobre todo a la juventud.
La infame invasión de la URSS a Checoslovaquia como castigo a que había intentado renovar el marxismo, democratizarlo y dinamizarlo, es la ocasión que toma Petkoff no solo para enjuiciar esa villanía, sino la idea misma de socialismo dominante en la internacional comunista y, su objetivo mayor, el estancamiento de la esperanza revolucionaria en el país. Para eso nacen estas páginas que le darán un vuelco enorme a esa historia estancada.
La importancia de esa obra hay que conectarla con otros dos títulos del autor, “¿Socialismo para Venezuela?” (1970) y “Proceso a la izquierda” (1976), publicadas con poco tiempo entre ellas y que son el basamento fundamental para la constitución del Movimiento al Socialismo (MAS) que constituye un viraje sumamente importante, no solo para Venezuela sino para el movimiento socialista mundial, la concreción de una izquierda realmente democrática. Ese viraje que se da en varios lugares del globo tiene en la obra de Petkoff un baluarte importante.
Ese libro sobre la primavera y la invasión de Checoslovaquia es un libro comunista, marxista leninista, así sea el comienzo, la apertura, a una crítica de éste y el bosquejo de alternativas democráticas. En tanto tal yo no diría que es un libro vigente, menos todavía después del derrumbe del Muro de Berlín y el socialismo de la Europa del Este, sobre todo de la URSS. Pero sigue siendo un clásico del pensamiento político nacional, uno de los ensayos políticos más brillantes que se hayan escrito nunca en Venezuela. Y esto por el exhaustivo análisis del fenómeno checoeslovaco propiamente, como por la puesta en cuestión de tópicos fundamentales del socialismo y el inicio de su revisión crítica. El vigor teórico, la lucidez más aguda y una bella expresión ensayística hacen de ese libro un hito en el pensamiento nacional.
Américo Martín
El mundo soviético desapareció, China asumió el libre mercado, las obras marxistas no se venden ni en chiveras, pero de “Checoeslovaquia, el socialismo como problema” (1969) puede repetirse lo que dijo Uslar Pietri: fue un libro de anticipación. A lo que me permito agregar: y de educación. Las nuevas generaciones saben que no pueden sucumbir a dogmas, autoridades únicas o ideologías herméticas.
Las reflexiones que hacíamos sobre democracia y rostro humano y las vertidas por Teodoro en su obra, precedieron al eurocomunismo, que fue impulsado por tres partidos comunistas de Europa: el Partido Comunista Italiano y el Partido Comunista Francés -los más grandes de occidente- y el español, conducido por el inquieto Santiago Carrillo.
Teodoro trató ese tema en un libro antes que lo hicieran aquellos. Como lo reconoció implícitamente Leonid Breznev, primer mandamás de la URSS, al calificar al zuliano Petkoff como peligroso revisionista del marxismo-leninismo
Sobre la vigencia del libro, la democracia se ha posicionado en casi toda Europa. Nadie se bate ya por la ideología de Marx y Lenin. En el III tomo de mis memorias dejé sentado que fueron utopías racionalistas del siglo XIX nunca aplicadas ni por aplicar. Los sistemas así llamados fueron y son implacables maquinarias totalitarias.
En ese sentido creo que toda la fuerza puesta por Teodoro en su obra conserva su vigencia. Particularmente el énfasis en la democracia como forma de estado y de lucha. También influyó mucho el componente trágico de la destrucción de la Primavera de Praga, la humillación y destitución de Dubcek, obligado a convalidar la bárbara agresión para evitar que su país fuera aniquilado como antes Hungría (Budapest) bajo las orugas de los tanques del Pacto de Varsovia, a una orden impartida desde Moscú.
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Ibsen Martínez
Fue la invasión rusa a Checoeslovaquia lo que movió a Teodoro a cuestionar el corpus de nociones que, hasta entonces, explicaban el mundo según la izquierda sujeta a la cosmogonía prosoviética. No se trató de que una venda cayera repentinamente de sus ojos; muchas dudas venían de antiguo. Darse cuenta del fracaso de la vía insurreccional, sumada a la decepción que entrañaba el sofocamiento de la revuelta húngara de 1956, empujaron a Petkoff a escribir “Checoslovaquia, el socialismo como problema”, (1969) y finalmente romper con el movimiento comunista mundial. El libro le ganó a Teodoro ser anatemizado en 1970, por Leonid Brezhnev, durante el XXIV congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, y catalogado de «amenaza» para el comunismo mundial; también lo puso en el mapa mundial de la denuncia.
“Checoeslovaquia…” es un libro que aún hoy se lee con provecho, tal es la visión predictiva de lo que traería consigo. Leyéndolo, mi generación halló al consejero emulable que dirigió nuestra atención hacia la Primavera de Praga; conduciendo nuestra beligerancia hacia lo que, a la larga, sería una disposición de izquierda liberal que no nos ha abandonado. Si hoy me defino como un liberal– en la acepción, digamos, sin apellidos que da Enrique Krauze de la palabra “liberal” – se lo debo a la lectura hace medio siglo de “Checoslovaquia: el socialismo como problema”.