Al galope, por Marisa Iturriza
Autor: Marisa Iturriza
Cenizas he comido por pan y con lágrimas he mezclado mi bebida.
Salmo 102:9
No deambulábamos por ningún remoto y olvidado caserío del interior, sino por el Distribuidor Los Ruices en dirección a Caurimare cuando avistamos el último alarido de la moda en transporte público: Un camión-estaca, tan exitosamente atestado que algunos pasajeros iban colgados por la parte de afuera. Es de suponer que cuando éste y los otros vehículos se paralicen porque no dan para más o por falta de repuestos e insumos, regresarán las bucólicas carretas movilizadas por la “tracción de sangre” de caballos, mulas o burros. Lo que pasa es que hay que darles alimento, que no se consigue para mascotas, ni para niños, a pesar de que nuestros representantes afirmen en el exterior que aquí hay de sobra. Por la parte que les corresponde, no mienten, pues están de lo más nutriditos, súbitamente prósperos, costosamente acicalados, viajando en primera y confortablemente alojados con la comitiva de rigor, y -quien sabe- con buenos ahorrito$ y una que otras propiedades regadas por ahí. Así cualquiera les cree.
Para contrariar a quien se opuso a retrotraernos a etapas ya superadas (R. Betancourt qepd) porque lo de él era el progreso, podríamos incluso avanzar más hacia atrás y quien quita que algunos de los que por ahí deambulan desempleados y necesitados se enganche su carreta y transporte pasajeros o carga usando su “tracción de sangre” (a pesar del estado en que se encuentra actualmente el pavimento de calles, avenidas y autopistas) para conseguir unos cuantos bolos, como se nombra ahora la moneda para acortar y, de paso, no irrespetar más al tan devaluado Bolívar.
No sabemos a cuantos les ocurre, pero muchos despertamos pensando Ay, Dios ¿Qué habrá ocurrido entre gallos y medianoche para “entretenernos”? Y de repente te sale convocatoria para elecciones ya. Y, a pesar de que nuestro himno dice que “la fuerza es la unión” por ahí anda la fulana fuerza toda desunida, mientras muchos pseudo gurús proclaman algo tan demodé como “es que aquí lo que hace falta es un líder”, con lo deplorables que han sido (recuerden a Boves) como si en esta era de avance y tecnología, ideas y logros reales fuera un supermago electromagnético empeñado en perpetuarse.
El que va a luchar para arreglarnos la existencia en lugar del equipo de individuos competentes, en la posición correcta, para entre todos trabajar honesta y expertamente y avanzar sin miedo hacia el futuro de justicia y bienestar que anida en el espíritu de quienes montan libremente en “el caballo de la vida”, como el que galopa en un artículo que Rodolfo escribió recientemente.
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