Alegría para alcanzar el éxito, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
La alegría puede ser parte de la solución a algunos de los problemas que enfrentan las empresas, sobre todo el que tiene que ver con conectar, con vincular más estrechamente a su gente entre sí, con los clientes y con otras partes interesadas.
En ocasiones, hay empleados que prefieren permanecer en sus zonas de confort y se resisten a adoptar nuevas formas de conectarse y trabajar. Esto, sin duda, es un gran problema para las empresas. Sin embargo, la alegría puede ayudar. ¿Por qué? Por dos razones que explica Alex Liu, socio gerente y presidente de A.T. Kearney, la firma global de consultoría de gestión.
«Las personas buscan intrínsecamente la alegría. Y la alegría conecta a las personas con más fuerza que casi cualquier otra experiencia humana», afirma Liu en su análisis «Making Joy a Priority at Work».
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Agrega que «en medio del deslumbramiento y las esperanzas de la era digital, es fácil olvidar que el deseo humano anticuado es tan esencial como siempre para lograr los objetivos comerciales”. Y este deseo no es otra cosa que la alegría.
Para ilustrar su planteamiento recurre a los deportes, pues asegura que el poder conectivo de la alegría es claramente visible allí. «Cuando un equipo se desempeña de la mejor manera posible, superando sus limitaciones y desafíos, cada jugador, de hecho, toda la arena, experimenta un éxtasis desbordante que eleva aún más al equipo. El éxito genera alegría. La alegría alimenta un mayor éxito. Todo el mundo está atrapado en el momento».
Ante ello es imposible no preguntarse si se puede replicar en los negocios la alegría que es tan evidente en los campeonatos deportivos. La respuesta es definitivamente sí.
En cualquier entorno de equipo, la alegría surge de una combinación de armonía, impacto y reconocimiento, todo lo cual los líderes empresariales pueden generar en sus organizaciones.
Liu explica cómo lograrlo: usando el patrón que aplican los grandes entrenadores y que resume, precisamente, en esas tres palabras.
-Armonía. En los equipos ganadores, cada jugador tiene un papel distinto en el logro de la meta. Cuando las diversas habilidades y fortalezas de los compañeros realmente encajan, se siente genial.
-Impacto. La armonía del equipo conduce al impacto, lo que alimenta aún más la alegría. Incluso si el resultado es solo una jugada sublime o un momento dorado, la alegría palpable de cada compañero aumenta. Se dicen el uno al otro: «¿Puedes creer que hicimos eso?»
-Reconocimiento. Los grandes entrenadores instruyen a sus jugadores para que, cuando anoten, señalen inmediatamente a los compañeros de equipo que crearon la oportunidad de anotar. Reconocer las contribuciones de cada jugador y animarse unos a otros impulsa todo el ciclo alegría-éxito-alegría.
Este patrón resulta útil para los líderes empresariales y vale la pena aplicarlo. Al proporcionar a las personas de su equipo más experiencias que generan alegría, pueden aprovechar el poder práctico de la alegría en sus compañías, lo que potenciarán aún más la conexión entre todos, fundamental para la productividad y el desarrollo de cualquier negocio.
Es decir, alegría para alcanzar el éxito y éxito para alcanzar la alegría…
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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