Altos costos e ilícitos farmacéuticos dejan el país en coma
La escasez de medicinas ha sumergido a los venezolanos en un «mientras vamos viniendo, vamos viendo» que parece no acabar. La hiperinflación ha puesto a los ciudadanos en un constante debate entre comprar la comida o aliviar sus dolencias
La caída de la producción de medicamentos dejó a las farmacias sin opciones que ofrecer y, por esa razón, ahora el mostrador de antibióticos y remedios de la tensión, anticonvulsivos y cardiovasculares predilecto por los venezolanos son las redes sociales. Aunque en Internet no obedecen al control de precios del Estado y por ende, el costo de las medicinas es mucho mayor, se logran encontrar los tratamientos que se esfumaron de los lugares convencionales.
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En picada
El presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar), Tito López, manifestó que en el país hay una carestía de al menos el 85% de los antibióticos y que los hipertensivos son otra de las medicinas más escasas en el territorio nacional.
López dijo a TalCual que la producción de medicamentos está en caída libre desde el año 2015. Explicó que otro factor que ha agudizado la situación es que desde octubre del año 2016 no reciben la liquidación del dolar subsidiado por el Estado y esto ha obligado al sector a adquirir las divisas a pulmón.
Aunque aseveró que los precios de la industria seria y profesional van acordes a los establecidos por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), advirtió que hay mucha importación de medicamentos, sobre todo de Colombia, que no son registrados en el país «y que manos inescrupulosas se aprovechan de la necesidad del paciente y vuelan los precios».
Cuando se le preguntó si creía que la escasez de medicinas es la consecuencia de un supuesto bloqueo económico, tal y como lo ha asegurado el Gobierno, López negó esta tesis y apuntó en que la caída en la producción de medicinas se ha dado desde hace varios años mientras que el supuesto «bloqueo» podría decirse es desde hace menos de ocho meses. Para el presidente de Cifar la raíz del problema es la falta de respaldo por parte del Ejecutivo.
La crisis del país erradicó la planificación del proceso de trabajo de las empresas farmacéuticas porque ante la hiperinflación y falta de materia prima trabajan sobre la marcha. El experto detalló que las empresas van agotando los recursos que tienen para ir fabricando. «Si tienen para hacer antigripales hoy eso es lo que hacen» y por esa razón no es posible decir cuáles son los medicamentos que la gente sí puede encontrar.
Al paralelo
Con esto estuvo de acuerdo el presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven), Freddy Ceballos, quien aseguró a este medio que es evidente la baja en la producción. Explicó que las empresas trabajan por debajo del 50%.
Detalló que para el año 2014 la industria movilizó 714 millones de unidades, en 2017 el país no llegó a los 300 millones y para el 2018 no se alcanzó esta cifra. Resaltó que para agosto del año pasado apenas se habían movilizado 125 millones de unidades, lo que indica que hay menos producción en todo el sector.
En Facebook y Twitter se han creado grupos para la compra y venta de medicinas cuyo costo supera a los establecidos por el Ejecutivo venezolano. En este sentido, Ceballos aclaró que en cuanto a las farmacias las diferencias en los costos de los medicamentos es porque la industria acude al mercado paralelo de divisas y su constante aumento obliga a incrementar el precio de las medicinas.
A su juicio, «todavía en Venezuela las medicinas son más baratas que afuera». Con respecto al alto precio de estos insumos a través de las redes sociales, opinó que con la compra y venta de estos se puede incurrir en ilícito farmacéutico, un problema que no es solo de Venezuela, «porque el ilícito farmacéutico representa el 10% del mercado mundial».
Para Ceballos el mayor problema que enfrenta la industria farmacéutica es de abastecimiento y no de distribución. Consideró que la distorsión económica de la nación ha incidido considerablemente en la producción y abastecimiento del país. Sin embargo, manifestó que el Ejecutivo no quiere entender que «no hay» insumos y ha tratado de palear la dificultad con estrategias de distribución.
Entre dolor y hambre
El galeno sostuvo que la industria farmacéutica trabaja en un 30% de su capacidad instalada por falta de insumos y divisas para producir
«Lamentablemente se ha parado lo que viene siendo la rotación de los productos porque la gente por los costos prefiere comprar alimentos. Dejamos de competir entre nosotros. Ahora se compite contra un cartón de huevos o una harina de maíz», expresó.
El máximo representante de la Fefarven alertó que la participación en el mercado de empresas transnacionales no sobrepasará de 3% o 4%. Explicó que los medicamentos que no se producen en el país se necesitan para patologías que afectan a la población.
La situación económica venezolana afecta al sector y como muestra de ello se pudo conocer que hay más de 200 farmacias cerradas en todo el país.
Por otro lado, sostuvo que el Ministerio de Finanzas a través del Seniat intenta obligar a estos comercios a cambiar sus cajas registradoras por máquinas fiscales. Ceballos aceptó que el sector no está negado a fortalecerse pero desestimó la medidas porque «apenas» pueden cubrir su estructura de costos.
«No es que no queremos es que no podemos cambiar las máquinas registradoras. No tenemos con qué pagar porque a duras penas podemos cubrir los inventarios. No entendemos cómo el Estado pretende que se cambien las maquinas, pareciera que trabajan de forma independiente», señaló Ceballos.
La situación farmacéutica para ambos especialistas resulta preocupante. Sobre todo por la forma en la que algunas personas buscan acceder a las medicinas. Ceballos reiteró, que al acudir a redes sociales para obtener medicamentos las personas se exponen a recibir «cualquier cosa». En este sentido, lamentó que la producción no cubra la demanda nacional. Enfatizó que el mercado venezolano es cambiante y que cuando se busca un medicamento por un lado aparece por otro porque no hay abastecimiento continúo y cuando no falla uno, falla el otro.