Aprender de Merkel y de otros como ella, Luis Ernesto Aparicio M.

Twitter: @aparicioluis
El pasado domingo fuimos testigos del retiro del escenario político local e internacional de, para mí, la líder más grande de nuestros tiempos: Angela Merkel. Han pasado algunos días y ya siento que hace falta al mundo.
La líder alemana estuvo 15 años y 10 meses, con exactitud a la fecha del domingo 21 de septiembre, como Canciller de esa nación, convirtiéndose en la mujer más poderosa. En su día a día, había admitido que siempre se ha preguntado si está haciendo lo correcto, que, si estaba haciendo las cosas porque están bien, o porque puede hacerlo. En cada encuentro con grupos de jóvenes, o no tanto, solía recomendar lo mismo.
Como Canciller en la primera economía de Europa, Merkel estuvo gobernando bajo crisis. Transitó a través de las dificultades financieras en la eurozona; la crisis de los refugiados; el tema de la salida de Inglaterra de la Comunidad Económica Europea, y por supuesto la pandemia del covid-19. Durante esta última, demostró su gran capacidad como gestora en políticas públicas y su excelente calidad humana.
Cada una de esas crisis, en algún momento, va a impactar de frente al legado de Angela Merkel en lo interno y en lo externo de Alemania, pero por encima de todos se impondrá su desempeño. Deja un legado político de mucho peso, con suficiente influencia, en el cual destacan la posición y el tesón que puso en cuanto al tema del cambio climático. Ella se había convertido en la representante de la política del mundo libre, transformándose en el contra peso de otros lideres, como por ejemplo el de Donald Trump.
Tal ha sido su liderazgo, que el líder de los países bajos, refiriéndose a ella, dijo una vez: “Cuando Merkel habla, los demás lideres deben poner sobre la mesa sus bolígrafos y teléfonos, para escuchar lo que dice”.
Así tenemos que es mucho lo que habría que copiar, o mejor, aprender de Angela Merkel y de otros como la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinta Arden, quien, antepuso la atención a los ciudadanos a las demandas de las empresas para mantener actividad normal ante el covid-19, con lo que evitó grandes contagios. De estas dos mujeres, existe un sin número de situaciones que son dignos de admiración, así como también de críticas por algunas malas decisiones. Sin embargo, prefiero quedarme con las posiciones y decisiones tomadas y que resultaron las adecuadas ante las crisis.
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Ellas, como otros lideres, son dignos ejemplos para seguir y como la tendencia está marcada por imaginar o hacer una copia política de…, pues también de copiar.
Sin embargo, en este lado de nuestro mundo, más acá, lejos de las fronteras europeas, la asociación o, vamos a llamarle así, imitación, se enfoca hacia otro tipo de dirigencia. La que ha empobrecido a sus pueblos, aquella que ha dejado en criticas situaciones a sus países, por supuesto es la que más rápido se asimila.
Basta recordar que Hugo Chávez, sentía admiración por terribles personajes como Fidel Castro, Muammar Gaddafi y Robert Mugabe. Ellos eran sus “panas” (palabra usada en Venezuela para los grandes amigos), incluso les ofrecía una replica de la espada de Bolívar, como símbolo de admiración. Tanto era la atracción de esos personajes, que siempre estaba tras la pista de lo peor de ellos para imitarles, no importando lo inhumano de sus planes o proyectos.
Peor aún fue para bolivianos, ecuatorianos y nicaragüenses, porque sus presidentes comenzaron a copiar a Hugo Chávez, quien había derivado en una especie de Atila americano, arrasando con todas las bases del aparato productivo venezolano y comenzaba a tejer las redes para convertirse en presidente por toda una eternidad. Cambió símbolos patrios, hundió a la principal industria petrolera de Latinoamérica, se propuso una nueva Constitución de Venezuela, con todos los detalles que ya sabemos, incluyendo una modificación que luego lograría para una ratificación indefinida, hasta llegar a otorgar la presidencia por herencia o delegación y hoy tenemos en Maduro y su combo, como las peores copias de otra muy mala.
En ese mundo de malos imitadores, fueron arribando otros que vieron en Chávez el modelo adecuado para los egos todopoderosos o necesarios. Incluso, muchos en el mundo opositor venezolano, sin darse cuenta o muy enterados, se encuentran más parecidos a ese que a cualquiera Merkel o Arden.
Hay una canción que habla sobre lo aprendido, lo que se copia o imita, y sobre ella dice que lo terrible se aprende enseguida, mientras lo más hermoso cuesta una vida. Ojalá y en algún momento los dedicados, y quienes están incursionando, en el mundo de la política, se dediquen a copiar, a imitar, o simplemente comparar, lo que ha dejado Angela Merkel, como política y líder global.
Luis Ernesto Aparicio M. es Periodista Ex-Jefe de Prensa de la MUD
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