Atraco en la cinemateca, por Simón Boccanegra
Autor: Simón Boccanegra
Muchos, sobre todo en nuestras juventudes, hemos venerado esa pequeña sala de los Caobos en que se puede ver el mejor y más variado cine de este mundo. Sabemos que a través del tiempo –desde su fundación por Margot Benacerraf– se han robustecido y multiplicado sus capacidades de conectarse con el público y de conservar e investigar nuestra memoria fílmica. Aun en este período de demolición cultural había mantenido su perfil y sus objetivos. Bueno, el chavismo cultural –que tanto ha maltratado el mérito y el saber, ya nos ha enseñado que son oligarcas y elitescos– decidió intervenirla y ponerla a tono con el espíritu cuartelario, partidista y populista vigente. A tales fines implementó una nueva modalidad –ya conocemos los de la Biblioteca Nacional, el Teresa Carreño, el Maccsi, los monumentos públicos y muchos otros– la de una especie de atraco. Usted manda una provocadora a que le pida algo técnicamente imposible a la institución, la Cinemateca se niega y luego le envía una jauría de comisarios stalinistas para que la ajusticien, la purifiquen y la devoren burocráticamente (ver detalles en esta edición).Todos tenemos que hacer algo para parar el barranco cultural. Protejamos nuestra casa del cine.