Baja demanda impulsó leve caída de la producción industrial este primer trimestre de 2023
La desaceleración de la actividad económica en el último trimestre de 2022 tuvo un impacto en el sector industrial para el comienzo de 2023, pero el presidente de Conindustria, Luigi Pisella, cree que el año cerrará con números verdes en términos de producción
Después de tres años positivos de crecimiento en el sector industrial venezolano, el primer trimestre de 2023 presentó un leve retroceso con una caída de 1,5% frente al mismo período correspondiente a 2022.
Así lo detalla la Encuesta de Coyuntura Industrial correspondiente al primer trimestre de 2023, elaborada por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) con información recabada de los resultados productivos y financieros de sus afiliados.
El presidente de Conindustria, Luigi Pisella, explicó que esta leve caída frente a los resultados del año pasado se debe principalmente a una reducción del consumo en los últimos meses, especialmente hacia el cierre de 2022, desencadenado principalmente por el bajo poder adquisitivo del venezolano.
Estos tres meses se caracterizaron por la ausencia de inversión de los industriales. Solo una pequeña minoría mantuvo o incrementó las inversiones frente al mismo período del año pasado, lo que acaba repercutiendo en la producción.
Según Pisella, esto se explica en gran medida por una preparación excesiva para el cierre del año, que chocó con un mercado que no presentó tanta demanda como se esperaba, por lo que ya las empresas se anticiparon, especialmente en cuanto a inventarios.
«La industria tenía perspectivas grandes para el cierre del año y se prepararon en cuanto a inventario. Cuando baja la demanda y no sales del producto, tienes exceso de inventario. Es por ello que no hay muchas inversiones en cuanto a inventario en el primer trimestre», explicó el gremialista.
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La actividad económica durante los primeros meses de 2023 fue tímida y repercutió en la producción industrial, lo que se refleja en un 77% de empresas asegurando que la cartera de solicitudes se redujo frente al mismo período del año pasado. Solo en un 12% de los casos aumentó.
A pesar del tímido arranque del año, Pisella ve con optimismo el panorama, pues la tendencia hacia la contracción empezó a revertirse en marzo, mes en el que se hizo el corte de la data. El rendimiento de abril y de mayo, que se evidenciará en la próxima publicación de la encuesta, podría mostrar mejores números.
En concreto, el índice de producción se redujo un 4,1% en enero y un 1,9% en febrero, mientras que en marzo creció levemente a 0,6% conforme con la reactivación de la economía tras enero y febrero, que suelen ser meses poco productivos.
El dato que no puede apreciarse con el mayor optimismo es referente al uso de la capacidad instalada por parte de la industria, un indicador que había presentado una recuperación sostenida en los últimos años y que tocó techo en 2022 para caer nuevamente en los meses recientes.
El uso de la capacidad instalada de la industria cayó de 39,9% en el cuarto trimestre de 2022 al 31,2% este primer trimestre de 2023. Sin embargo, este promedio se mantiene por encima del 27,6% de uso que se registraba en el mismo período del año pasado.
El 31% de uso de la capacidad instalada de Venezuela queda muy por debajo de las cifras de otros países de la región. Perú utiliza el 63%, Argentina el 65%, Brasil el 68% y Colombia el 78%.
La diferencia con Colombia deja claro que la balanza comercial con este país —en un contexto de reactivación de las relaciones y los negocios entre ambos países— va a beneficiar al empresariado colombiano, que puede posicionar sus productos en Venezuela con ventajas competitivas.
Retos y oportunidades
El panorama en 2023 despliega claros y oscuros. Puede ser un punto de partida para impulsar la economía y la productividad, pero también puede desencadenar un retroceso para el leve progreso experimentado en los últimos dos años.
Una de estas oportunidades se ejemplifica con el incremento de las exportaciones. En el primer trimestre de 2022 solo un 15% de las empresas encuestadas respondieron que habían exportado productos, mientras que en el mismo período de este año, las respuestas afirmativas crecieron hasta un 33%. Esto significa que el doble de compañías exportan productos.
Pisella argumentó que este incremento en las exportaciones guarda relación con un proceso de diversificación que experimenta la industria y de oportunidades ubicadas en mercados alternativos.
En los próximos meses, el sector industrial participará en una serie de encuentros empresariales y foros que congregarán a actores nacionales e internacionales, en los que se prevén ruedas de negocios que contemplan mercados a explorar, como el asiático.
Sin embargo, estas posibilidades de crecimiento dependerán de las políticas gubernamentales. Los industriales solicitan respuestas y acciones a las autoridades en materia de financiamiento, carga fiscal y competencia desleal con productos importados o ilegales.
«Tenemos factores que no nos hacen ser competitivos con los productos importados. Los tributos fiscales y parafiscales nos hacen competir con países que no tienen esos tributos, además, siguen entrando productos con preferencias arancelarias. La manera que tenemos de crecer hoy es con esa competencia. Hay que morder una tajada del mercado de importaciones», resaltó.
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Las empresas encuestadas señalaron que el principal obstáculo que impacta la producción es la baja demanda nacional, con 89% de las respuestas. Le siguen la falta de financiamiento con 81%, los excesivos tributos fiscales y parafiscales con 76%, la competencia con productos importados con 74% y la precariedad de los servicios públicos con 27%.