Bajo el volcán de San Cristóbal, por Simón Boccanegra
La ciudad de San Cristóbal engaña. Vista desde arriba luce como un burgo apacible y grato, con bellas plazas bien cuidadas y avenidas amplias y limpias, y barriadas populares bastante más organizadas que en otras ciudades del país. Pero bajo la superficie se mueven secuestradores y sicarios que mantienen a la población en vilo. En este momento hay 21 personas secuestradas, de algunas de las cuales, tres años después de su plagio, hasta se ha perdido la esperanza de que pudieran estar vivas. Los asesinos a sueldo de las bandas de narcotraficantes se están asesinando entre sí, dejando un saldo siniestro de decenas de muertos. El general Carrizales, que dirige el TO, pareciera que libra una guerra particular, y no del gobierno, contra los distintos grupos en armas.
Cada vez que detiene a hombres de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL), armados y uniformados, el PPT arma un barullo diciendo que son dirigentes suyos y tiene que ponerlos en libertad. Este tema del FBL tiene muy preocupados a los tachirenses. Son incontables los hacendados extorsionados por esos supuestos luchadores, que, al decir de la gente, parecen contar con una patente de corso, en el más estricto sentido literal del término.