Barinas contra la cleptocracia, por Simón Boccanegra

El diluvio de insultos que derramó Yo-El-Supremo sobre Julio César Reyes, alcalde de Barinas, que ha lanzado su candidatura a la gobernación del estado, enfrentando a la de Adán Chávez, revela hasta qué punto el gesto, sin duda valiente, de Reyes ha sacado de sus casillas al jefe del clan. Reyes lo tiene loco. Incluso lo acusó de pertenecer a una mafia. Debe tratarse de lo que los psicólogos llaman una «proyección». Por ahí anda la leyenda urbana de que Yo-El-Supremo dizque está muy molesto con parte de su familia por la obscena ostentación de la riqueza malhabida que permanentemente hace. Pues, bien, hay que bajarse de esa nube. Ese clan familiar, que se ha apoderado, a la manera feudal, de todo un estado, tiene su principal defensor y protector en aquel de los suyos que opera desde Miraflores. Adán ha sido encargado por su hermano para que asuma la representación de los «negocios» de la familia y trate de mantener el poder en Barinas, para continuar saqueando el erario público con la impunidad y desvergüenza con que hasta ahora lo han hecho y, sobre todo, para impedir cualquier investigación que pudiera llevar a la cárcel a algunos de los más conspicuos cleptócratas de la familia real. Lo que han hecho los Chávez en Barinas no tiene nombre y la opinión pública está verdaderamente ultrajada por tanto descaro. No es sólo la riqueza, que no pueden esconder, sino su propio comportamiento público, realmente insultante. La matriarca se desplaza en una lujosa cuatro por cuatro, seguida y precedida por carros cargados de espalderos y por «moscas» de la gobernación, encargados de detener el tráfico en las esquinas, para que la señora pueda pasar sin que sea estorbada por los vehículos de la plebe. ¡Qué revolución más bonita ésta!