Bolívar contra Chacumbele, por Simón Boccanegra
Chacumbele de pronto tropezó con Simón Bolívar. Le salió un fantasma con el cual no contaba: el Bolívar del Congreso de Angostura, el republicano. Chacumbele se ha vuelto un ocho tratando de explicarles a sus fieles que Bolívar no dijo lo que dijo sino todo lo contrario.
De pronto, el Gran Manipulador descubre que El Libertador tenía un contexto histórico y que no se le debe citar sacando sus palabras de ese marco –que es, por lo demás, lo que Chacumbele tiene diez años haciendo, citando a Bolívar fuera de contexto, manipulando sus frases e incluso poniendo en su boca palabras que nunca dijo, totalmente inventadas por él–.
El caso es, sin embargo, que el Bolívar de Angostura, el del rechazo al poder perpetuo, estaba, ciertamente, dentro de un contexto histórico determinado, moldeado por los grandes hitos de la democracia liberal norteamericana y por los alcances republicanos, democráticos e igualitarios de la Revolución Francesa, pero ese contexto no ha muerto. Sigue vivo. Gente como Chacumbele, con su obsesión autoritaria y antidemocrática, lo mantiene vigente.
Cuando en 1951 los gringos enmendaron su Constitución, limitando a una sola la reelección de sus presidentes, después de las cuatro consecutivas de Roosevelt, no hicieron sino retomar los conceptos de Bolívar, percibiendo los peligros de autoritarismo –e incluso dictatoriales– que había en «la continuidad de la autoridad en un mismo individuo» porque ella «ha sido el término de los gobiernos democráticos».
Lo mismo se puede decir de todos los países latinoamericanos, que con su historia de dictaduras, se cuidan hoy de negar toda reelección o limitarla a una sola. El contexto del Bolívar de Angostura es el mismo de la Venezuela de hoy: la batalla eterna entre las pulsiones autoritarias, autocráticas y militaristas –tan presentes en la gestión de Chacumbele– y la vigilancia insomne que es el precio de la libertad. Los venezolanos de hoy, como los de 1819, «deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente». Qué vainazo le ha echado Don Simón a Su Majestad Hugo I.
Deja un comentario