Cachorros de Chávez, por Teodoro Petkoff
Era taaan predecible la reacción de Yo El Supremo ante la multa a TalCual y a Laureano. ¿Qué dijo? “Hay poderes autónomos y derechos de familia. No tengo nada que ver con ese tema.” Era tan obvio que iba a argüir eso. Se lavó las manos. Esto se llama caradurismo. ¿Poderes autónomos?
¿Autónomo un Poder Judicial cuyos magistrados salmodian a coro aquello de que “Chávez no se va” ? ¿Autónoma una Fiscalía desempeñada por un sujeto que fue vicepresidente de Chávez y que ha sido un modelo de genuflexión y obediencia? La próxima que cuente Chávez que sea de vaqueros. Porque este juicio y esta multa son suyos y nada más que suyos. Fue a sus instancias que el Consejo del Niño dictó la primera sanción. Fue a sus instancias que la Fiscalía nos acusó y fue a sus instancias que la juez dictó el fallo condenatorio. Tenga el mínimo coraje de asumir sus responsabilidades, en lugar de venir con esa coba de los “poderes autónomos”. Pero le está comenzando a ocurrir lo inevitable. En el continente son cada vez más los que se preguntan si este ornitorrinco del “socialismo siglo XXI” no esconde un puro y simple proyecto de blindaje del poder personal de un caudillo autoritario.
En el reciente seminario periodístico de Cartagena, donde expusimos el caso de TalCual y de donde salió una declaración firmada por prácticamente todos los asistentes, de protesta y solidaridad con TalCual y Laureano, produjo verdadera consternación y asombro tanto el pretexto para la multa, es decir, el artículo de Laureano, como el monto de aquella. Alguien comentó que en este continente con una larga historia de abusos, censura, atropellos y asesinatos de periodistas, nunca se había visto una multa de casi ¡50 mil dólares! a un medio y a un articulista. Pero es que esa multa quebrantahuesos persigue aterrorizar a los medios y a los periodistas. Más de uno lo pensará antes de emitir una opinión si por ella lo pueden arruinar.
Sin embargo, lo que no se esperaba el régimen era la espléndida respuesta de la gente. No fuimos pasivos ante la multa. Hicimos de ella un hecho político de protesta y la respuesta ha sido estimulante y, más que ello, emocionante. Mañana publicaremos la lista de contribuciones, sin los nombres de los colaboradores, porque en este país de Lista Tascón y otros mecanismos fascistoides de persecución y retaliación cobarde, no les vamos a hacer fácil el trabajo a los policías que seguramente tratarán de averiguar quiénes dieron el valeroso paso de tirarle en la cara a Chávez el dinero del desprecio; del desprecio y el asco que merece una canallada como esa de la que hemos sido víctimas tanto Laureano como TalCual. Esta vez no pudieron callarnos. Para hacerlo tendrían que matarnos. Este gobierno de corruptos, ineptos e impostores no puede esperar de nosotros una conducta distinta a la que nos ha caracterizado hasta hoy. La pelea sigue.