Cámara Colombo Venezolana de Bogotá: El comercio colombo venezolano ahora es ilegal
El directivo de la Cámara Colombo Venezolana de Bogotá advierte que los efectos de la retirada de Venezuela de la Comunidad Andina en 2006 – cuyos efectos reales se sintieron a partir de 2012- van más allá de los meramente comercial sino que tocaron lo institucional
El intercambio comercial legal entre Colombia y Venezuela alcanzó en 2020 los 200 millones de dólares, la misma cifra que en 2019, cuando en los mejores tiempos llegó hasta los 8.000 millones. Sin embargo, el director ejecutivo de la Cámara Colombo Venezolana de Bogotá, Germán Umaña Mendoza, aclara para colocar en su justa dimensión que las exportaciones e importaciones entre ambos países se encuentra entre los 1.800 y los 2.000 millones de dólares debido al comercio informal e ilegal que se desarrolla especialmente a través de la frontera del Norte de Santander y Táchira.
“Lo que ha cambiado es que antes de llegar Maduro, el comercio e entre Colombia y Venezuela era legal y ahora es totalmente ilegal. Y los dos gobiernos (el de Colombia y el de Venezuela) están jugando a mantener cerradas las fronteras pero a mantener abierto el comercio pero promoviendo la ilegalidad”, afirma el directivo de la cámara de comercio binacional en una entrevista mantenida con Alejandro Martínez Ubieda y Txomin Las Heras Leizaola, en el espacio Conversaciones del portal de la asociación Diálogo Ciudadano Colombo Venezolano que reproducimos en TalCual.
Umaña recuerda la complementariedad industrial y productiva que hubo entre Colombia y Venezuela, que permitió ese gran y fluido comercio, aunque reconoce que la balanza siempre fue deficitaria para Venezuela donde las exportaciones colombianas prácticamente triplicaban las de Venezuela. Sin embargo, la complementación, que favoreció a los empresarios de ambas partes fue importante.
El directivo de la Cámara Colombo Venezolana de Bogotá advierte que los efectos de la retirada de Venezuela de la Comunidad Andina en 2006 – cuyos efectos reales se sintieron a partir de 2012- van más allá de los meramente comercial sino que tocaron lo institucional, la seguridad jurídica y todo lo que se había conseguido en torno a la zona de libre comercio, el arancel externo común, la circulación de servicios se perdió, junto con las normas comerciales.
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“Ahora lo único que tenemos es un acuerdito de Aladi, que sirve para bien poco, y un acuerdo de transporte que solo cumple Venezuela pues Colombia no lo ha ratificado”, señala Umaña.
En relación con el cierre de la frontera y las consecuencias que ello ha acarreado para el comercio y esas regiones, afirma que “no es justo que hayamos acabado completamente con la posibilidad de un desarrollo conjunto del aparato productivo y de la población, con la generación de empleo y de bienestar en la frontera porque hay diferencias políticas en el centro de ambos países entre nuestros gobernantes”.
“No es justo tampoco que Venezuela haya puesto unos containers para no permitir el paso de mercancías y tampoco es justo que se le esté negando a las poblaciones que sean legales, que sean complementarias y que puedan desarrollar la recuperación conjunta de la frontera”, refiere Umaña.
A su juicio, las consecuencias de mantener cerradas las fronteras, a veces por parte de unos y a veces por parte de otros, “por estar haciendo discursitos políticos que no generan bienestar ni desarrollo, las condena a estar a merced de las bandas criminales, de las disidencias (de las Farc), del ELN, al papel de las picardías, y de la corrupción de las instituciones colombianas y venezolanas”.