Caminantes por el mundo…, por Alejandro Oropeza G.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Antonio Machado
Si algo caracteriza a las almas que tienen que andar mundo sin poder recoger los caminos y emprender regreso al terruño es que una solidaridad inmediata los asiste; casi automática con quienes se identifican procedentes de la misma tierra. Se denomina diáspora a esta humareda que en un momento se levanta y despliega por todos los rincones del mundo procedente de un lugar que recibe los inclementes golpes de la historia. Pero si bien tengo una deuda con esta realidad de la diáspora hoy, no tocaré ni escribiré acerca de este doloroso punto, sobre todo cuando de un momento a otro me encontré siendo parte de esa humareda que recorre el mundo.
Mi estimado amigo y compañero de causas nobles Tomás Páez entendió que esta polvareda de venezolanos emprendiendo mundo, cosa que jamás había sucedido en nuestra historia, requería una especial atención y estudio. Y a ello ha venido dedicando sus acciones, esfuerzos y vigilias para registrar, comprender y encontrar en lo absurdo del vuelo los puntos que positivos pueden emergen de esta realidad. Y, más allá de ese necesario registro, estimular la organización de quienes estamos lejos y tenemos algo o mucho para seguir aportando desde la distancia a la tierra querida que espera nuestra contribución, para superar el aciago momento y tender una mano a los paisanos que padecen las penurias en casa. Tomás Páez ha sido infatigable en su labor, en sus esfuerzos: uniendo, buscando, estimulando, oyendo y convocando in situ y en la distancia; todo, para romper el acertijo que obnubila y paraliza. Así, anda por esos mundos haciendo caminos para el encuentro y la reflexión.
Este fue el ambiente que preparamos en los Estados Unidos de América para encontrarnos una vez más con Tomás. Asistía Tomás originalmente a un encuentro con estudiantes venezolanos que tuvo lugar en Boston; pero el presidente de Venamérica Florida, el también infatigable Luis Corona, propuso recibir a Tomás en Miami y organizar un foro en esa ciudad en la cual tantos venezolanos hacen vida. No hizo falta nada más que la voluntad y el deseo. Organizado con el auspicio de la Universidad Internacional de Florida, y el particular interés y entusiasmo del profesor de esa casa de estudios, el boliviano Eduardo Gamarra, la propia Venamérica y el Observatorio Hannah Arendt se realizó el pasado 27 de marzo el foro: “Democracia y autoritarismo en Venezuela. Mirada abierta a una realidad latinoamericana”. Satisfactorio porque estuvimos a casa llena, al lado de nuestros jóvenes, compañeros, amigos e interesados en el encuentro y la reflexión.
El amigo Eduardo Gamarra moderó el foro el cual adoptó bajo su conducción un grato formato más de amena conversa que de formal y académica actividad. Los responsables de los comentarios de partida fuimos: Brian Fonseca, de la misma Universidad; las muy queridas Miriam Kornblith (que asistió expresamente desde Washington) y María Teresa Romero; Tomás Páez, por supuesto, y mi persona. El amigo Luis Corona tuvo la responsabilidad de adelantar una apretada conclusión, luego de que la concurrencia y el panel iniciara un muy grato y prolongado intercambio de opiniones, planteamientos, retos e ideas para el futuro.
Nos propusimos una abierta reflexión que debe ir un paso adelante en las graves problemáticas que vive Venezuela, ya que se trató de encontrar posibilidades para retomar el camino del proceso de consolidación democrática detenido y desmantelado en estos últimos casi 20 años. Así, se entendió en el foro que se requiriere conversar de la terrible realidad ¡sí!, pero con la intención de generar posibilidades con base a nuestras capacidades y potencialidades para coadyuvar con la historia que aun no comienza.
Interesó muy particularmente al panel y a los asistentes que el singular deterioro y derrumbe de la institucionalidad venezolana bien puede servir de reflexión y de advertencia o bien de ejemplo a otras realidades políticas de América Latina, y más allá de la región misma. Ello por cuanto dicha realidad no es de exclusiva ocurrencia de uno o varios países, sino que la realidad del populismo asociado a incontables acompañamientos que le sirven de apellido, aunado a la aparición de outsiders y demagogos está a la orden del día, ello en atención a procesos que han impactado negativamente a los sistemas políticos democráticos y a la institucionalidad mínima a ellos asociados. Por lo tanto, el refrescamiento de garantías procedentes de diversos frentes y escenarios, así como el diseño de novedosas formas de protección de los sistemas democráticos deben de ser convocadas para atender a un deterioro casi horizontal de las democracias en buena parte del mundo.
Factores emergentes de dichas realidades presentes indisolublemente en esos procesos políticos deben ser atendidos y analizados en atención a nuevas perspectivas de acción y de comportamiento de los actores sociales y políticos involucrados; ello fue una constante en las afortunadas y contundentes intervenciones de los jóvenes venezolanos presentes. De ahí la pertinencia del análisis comparativo de diversas realidades a la luz de un conjunto de variables tradicionales y novedosas que hacen su aparición e interactúan para redefinir permanentemente los escenarios y las conceptualizaciones de nuevos comportamientos/realidades políticas: autoritarismos competitivos, regímenes híbridos, democracias autoritarias, con el desmantelamiento de procesos electorales, ejercicio ciudadano, etc. Ello fue clave en varios de los planteamientos efectuados, especialmente por Miriam Kornblith y María Teresa Romero, la primera reflexionando sobre la realidad electoral, la segunda sobre el crítico entorno internacional.
Los peligros de los autoritarismos y su tránsito hacia neototalitarismos, cuyo fundamento ideológico clásico no encuentra acomodo cierto, llama a un análisis detallado de estrategias novedosas, diferente de aquellas con las que tradicionalmente se acostumbraban a analizar las variables intervinientes en las realidades y acciones que cañoneaban la línea de flotación de las democracias en América Latina.
Resultó evidente en ese foro que en la difícil y terrible realidad venezolana de hoy se requieren reflexiones plurales y compartidas, no solo para comprender los procesos que se suceden sobre la marcha, sino para bosquejar los mecanismos y diseñar métodos para la retoma de senderos abandonados de institucionalidad, democracia, ejercicio de derechos, ciudadanía, etc.
En su reflexión final, Luis Corona aventuró la necesidad y reclamó la pertinencia del compromiso responsable para con el futuro de la nación desde dondequiera que un venezolano se encuentre; insistió en la tesis de que la diáspora es efectivamente mucho más una posibilidad y no una pérdida definitiva de talentos, que bien pueden y deben ponerse a la orden de la reconstrucción institucional y material del país desde los lejanos puntos en donde hacen vida los venezolanos de la diáspora.
En este sentido, la idea de una profunda investigación amplia y abierta, multidisciplinaria y plural, junto con la convocatoria de diversos actores sociales, académicos en América Latina es necesaria no solo para analizar la realidad actual, sino para proponer acciones que nos encuentren ligeros de equipaje con miras a iniciar procesos de reconstrucción tanto en Venezuela como en otros países de América Latina
Este es el compromiso, esta es la idea de un grupo de hombres y mujeres reunidos en la sala de una Universidad en Florida, EE.U., pensando desde la distancia en qué y cómo aportar para superar la dramática situación, la terrible situación que viven y padecen los venezolanos en nuestra muy vapuleada Tierra de Gracia.
WDC