Capriles patina
Nos da la impresión que Capriles está inoculado con la intolerancia chavista, esa que no acepta a nadie si no es incondicional. Si alguien tiene una posición política que no es la que el gobernador de Miranda cree apropiada se convierte en sospechoso
Autor: Sebastián Boccanegra
El gobernador de Miranda y, hasta donde sabemos, militante de Primero Justicia Henrique Capriles anda cometiendo algunas pifias últimamente que son preocupantes. Un día dijo que se enteró por TV de que la Mesa de la Unidad se iba a reunir con el Gobierno en presencia de los mediadores, cuando un representante de su partido estuvo en esa reunión.
Otro día anuncia que dará a conocer una lista de personas en la que había dirigentes de la oposición que tenían negocios con la administración de Nicolás Maduro. Nunca dio los nombres pero puso a muchos en la picota. Debería recordar que en eso de ofrecer listas de corruptos hay un antecedente y que su autor nunca llegó a la presidencia ni publicó la lista.
Ahora vuelve a las andadas y dice que el Gobierno quiere tener su propia oposición, «una oposición a la carta y yo no sé, pero hay gente ingenua en la oposición que lo que busca es sobrevivir, ojo con eso». Claro que el Gobierno quiere tener una oposición a la carta, de eso no hay duda. Tontos no son.
Pero nos da la impresión que Capriles está inoculado con la intolerancia chavista, esa que no acepta a nadie si no es incondicional. Si alguien tiene una posición política que no es la que el gobernador de Miranda cree apropiada se convierte en sospechoso.
Esto es grave. Debería decir quiénes son la oposición a la carta. Así seguramente confirmaríamos nuestra apreciación. Si el gobernador de Miranda quiere ser el líder de la oposición debe comenzar a construir consensos, a buscar que la Mesa de la Unidad Democrática recupere la coherencia perdida, a hacer sus propuestas en el seno de la entente opositora, debatirlas y llegar a elaborar una política común que permita salir de esta tragedia que representa el gobierno de Maduro. Tiene derecho a hacer sus propuestas publicamente, como lo viene haciendo, pero debe convencer a los demás que son las correctas y no lanzar sospechas sobre quienes puedan no estar de acuerdo con él. Ese tipo de actitudes son poco democráticas, son muy chavistas, son las que el país necesita superar. En la oposición está presente el debate sobre cómo salir de Maduro, pero hay que tener como premisa que todos quieren hacerlo. Diferir en el cómo no es traición.
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