Carlos Melo, por Teodoro Petkoff
Autor: Simón Boccanegra
Lo que se ha hecho con Carlos Melo es una canallada de marca mayor. Detenerlo y enviarlo a la siniestra cárcel de El Rodeo no es sino pura venganza. Lo que el régimen no le perdona a Carlos es su temprana disensión. Lo rápido que percibió el fraude chavista. Fue de los primeros en abandonar, desencantado, el navío en el cual, ilusionado, se había embarcado. Fue de quienes se dejaron seducir al comienzo por la retórica supuestamente revolucionaria de Chávez y lo acompañaron no sólo en su travesía electoral sino antes, en sus andanzas conspirativas. No tardó mucho en percatarse de que lo habían embaucado y se transformó en crítico y opositor, pero desde la izquierda, donde siempre ha estado. Carlos, ya se sabe, es un hombre de acción.Trabajador infatigable, dedicado, valiente y arriesgado, un duro, si se quiere. Lo que el chavismo no le perdona tampoco es que Carlos es una de las demostraciones vivientes de que entre los humildes crece el descontento. El es uno de los organizadores de ese descontento, actuando en un escenario que el chavismo considera coto cerrado, el de las barriadas pobres de la capital. Por eso la saña con él. Este minicronista quiere sumarse a la campaña por la libertad de Carlos Melo.