Carlos Oteyza: “Todo populismo termina en una tragedia”
De gira por España con la película El pueblo soy yo, Carlos Oteyza advierte que su nuevo documental no apela a la fórmula panfletaria, porque no es una película contra Hugo Chávez “sino un llamado de alerta para cualquier sociedad»
Autor: Elizabeth Araujo
Una profesora jubilada, cercana a los 80 años, que confiesa que se quedó con las ganas de conocer Venezuela, no puede dejar de mostrar asombro al terminar la función de El pueblo soy yo: Venezuela en populismo, el reciente documental de Carlos Oteyza.
Escrito y producido por el historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze, durante 90 minutos esta película que ha entrado con buen pie en las salas de Madrid, Barcelona, Tenerife, Bilbao, Valencia y Sevilla constituye para el cineasta –conocido por su extensa obra testimonial sobre Venezuela– una advertencia frente a la ola creciente del populismo, sea de izquierda o de derecha.
“Como lo hemos expresado en el filme, el populismo no es una ideología y carece de doctrina”, explica Oteyza durante un pequeño debate con el público, luego de la proyección de la cinta en Barcelona.
En su Decálogo del populismo, Enrique Krauze, lo describe con claridad: Cuando una sociedad ve emerger a un líder providencial que promete resolver para siempre los grandes problemas, se apodera de la palabra, utiliza de manera discrecional los fondos públicos, alienta el odio de clases, moviliza permanentemente a los grupos sociales, enardece a las masas, pasa por encima del orden legal y domestica las instituciones, cuando llega al fracaso se inventa un enemigo exterior. Para Krauze no quedan dudas: significa que ese país podría tener al populismo llamando a su puerta.
“Eso fue lo que le pasó a Venezuela en 1999 cuando Hugo Chávez asumió el poder y que ahora podría ocurrirle a Brasil cuando un personaje tan peligroso como Bolsonaro apela a esa fórmula mágica, que consiste en proclamar: cuéntame tus problemas, que yo te los resuelvo ya”, señala el director del film.
Para Oteyza, no se trata de copiar el mismo modelo venezolano porque, insiste, cada sociedad tiene su manera de relacionarse con los políticos, quienes son los que trabajan en la búsqueda de soluciones reales a problemas reales.
“Insisto, no todos los populismos son iguales, no tienen por qué ser estatistas, como pasó en Venezuela donde la desinstitucionalización ha sido una de las características, donde se ha hecho creer que el líder y el pueblo son uno solo, y las instituciones no son necesarias. Recuerdo que hace unos años decíamos que Venezuela no era Cuba, y miren ahora adónde hemos llegado: un sistema democrático vapuleado y una exagerada simpatía hacia los gobernantes que se saltan las leyes”.
Oteyza dice ser consciente que su cinta no podrá competir con películas de acción y entretenimiento, porque “aunque haya para quienes no han vivido la tragedia venezolana asomos de ficción o incredulidad”, son las imágenes tomadas de la televisión oficial o comercial las que le proporcionan el tono discursivo que se planteó el ensayista Enrique Krauze.
“Yo no diría que esta película es sobre este gobierno sino sobre el populismo, y dentro 10 o 15 años se podrán hacer algunas películas con más precisión y objetividad sobre el tema. Pero el documental nos ayuda a reconocer lo que se ha vivido en Venezuela, tanto aquellos que han vivido esa realidad como para quienes saben poco o nada de lo que está pasando, y por qué cerca de 3 millones de personas han optado por emigrar”.
Por lo general, las películas de Carlos Oteyza –Tiempos de dictadura; CAP en dos tiempos, El reventón, entre otras– intentan dejar un testimonio de épocas cruciales en la historia de Venezuela. Una actividad que explica se ha visto mermada con este gobierno porque se complica la investigación.
¿Cómo salimos de todo esto?, pregunta una ingeniera venezolana, con diez años de residencia en España
–No lo sé, pero estoy seguro que somos los propios venezolanos quienes debemos buscar los mecanismos para detener esta situación. Hay centenares de miles de venezolanos que han salido del país y millones que afrontan a diario dentro del territorio esta crisis. Quien vive la migración es dolorosísima.
De hecho hay familias venezolanas que están sufriendo por estos episodios de separación; de madres, esposas e hijos que se quedan en el país, mientras uno de la familia emigra para poder enviarle recursos. Porque para los que están en Venezuela es catastrófico.
Yo me pregunto ¿estarán los otros pueblos preparados para no caer en lo que cayó el país. No lo sé. Ojalá que sí estén preparados y paren a tiempo la llegada de esta situación. Cómo quisiera dar alguna solución, pero no la tengo. Allí está el populismo en Venezuela instalado y empobreciendo cada día más al venezolano.
Yo, más que preguntar cómo salir de esto, quisiera saber, al menos de una manera aproximada ¿cómo llegó Venezuela a esto?, preguntó otro espectador.
–Bueno, esa es la gran pregunta ¿cómo llegamos a esto? Yo diría para simplificarlo un poco que se llegó como tocar a la puerta de la crisis y quien aparece es el líder carismático, que le dice a la gente lo que la gente quiere escuchar.
Considero que en el caso venezolano el arribo de Hugo Chávez está ligado a la cultura rentista populista petrolera. No hubieses querido creer que en otro país se hubiese podido dar con la intensidad y el desmembramiento que se dio en Venezuela.
La historia no miente. Haber vivido 90 años de la industria petrolera que generaron y crearon como lo llamó Fernando Coronil: el estado mágico, que te puede proveer de una cantidad de elementos y recursos sin generar riquezas, cuando ya no alcanza para todos entramos en crisis. No digo Chávez sino antes, muchos de los que gobernaron pensaron que podían robar a sus anchas porque los recursos van alcanzar para los demás.
Ahora con Chávez, Venezuela recibió entre 7 u 8 años el ingreso petrolero más alto que se ha recibido en el mundo, pero quedó lo que quedó: nos endeudamos, no invertimos, y Venezuela vivió con una economía de consumo. Todos consumimos. En el 2006 se vendieron 600 mil automóviles. 300 mil producidos en el país y los otros 300 de afuera. Hoy en día se venden 2.000 carros.
El problema es que todo esto ya lo que habíamos vivido en los años 70. Nos repetíamos una y otra vez que no debíamos repetir ese estado rentista, pero seguimos viviendo de los precios del petróleo. Eso no lo quiso entender la sociedad venezolana. CAP llegó con la misma idea pero con unos cambios en la economía política que quizás nadie entendió y cuando aparece Chávez vuelve la ilusión del estado rentista y hasta prometió sacar a los corruptos. Pero no lo hizo y nos dimos cuenta que eso fracasó. Se robó y robaron mucho porque creían que había para todos
¿Se verá esta película en Venezuela?
–Claro que me gustaría que se viera en Venezuela, pero por ahora lo ignoro. Ya me dijeron que el gobierno está haciendo una película sobre Hugo Chávez, no lo he comprobado, pero parece que es cierto. Si es así, me gustarían que ambas películas se exhibieran con total libertad.
De todas maneras vamos a trabajar con la plataforma de televisión. Como sabrán, esta no es una película para guardarla sino para hacerla pública, para que la vea todo el mundo. Fíjense que este documental se hizo cuando todavía no se había expandido la llamada diáspora. De manera que El pueblo soy yo la hicimos para todos los venezolanos, los que se quedaron y los que se fueron y que siguen pendiente de lo que pasa en Venezuela.