Chapucería, por Simón Boccanegra
Dice hoy Diosdado Cabello que los medios intentan banalizar la muerte de Danilo Anderson, tratando de hacer ver que serían más importantes las “supuestas violaciones” a los derechos humanos que la propia muerte del fiscal. Las últimas actuaciones policiales desmienten a Cabello contundentemente. ¿Qué sentido tiene el allanamiento del Colegio y Club Hebraica? ¿En qué cabeza puede caber que en un centro de esta naturaleza la policía política tenía algo que buscar? En efecto, no encontró nada y no necesitaba entrar allí para saber que no iba a encontrar nada. ¿Es una estupidez salida de un jefe policial sin mayor criterio? Difícil de creer. Allanar el Hebraica posee una connotación política muy evidente y la decisión de hacerlo tiene que haber salido de autoridades de muy alto nivel. ¿Se pretende, acaso, insinuar que siendo una institución judía pudiera haber alguna conexión entre el Mossad israelí y el asesinato de Anderson? Si lo creen, díganlo de frente, en lugar de agredir a toda la comunidad judía con un procedimiento policial completamente injustificable, además de innecesario. En verdad, quien banaliza la muerte del infortunado Anderson es el propio gobierno con las chapucerías que a cada rato comete en esta investigación. Está claro que una investigación policial supone buscar y detener sospechosos y realizar allanamientos de moradas, etc. Incluso, algunas veces puede ocurrir que ciertas formalidades legales no sean cabalmente cubiertas. Esto sería tolerable si se explica bien y se piden excusas. Pero el caso de los tres Guevara entra en el terreno de procedimientos policiales nada banales. Los tres fueron detenidos en Caracas y días después “aparecieron” en Valencia y Araure en circunstancias muy extrañas. Juan Bautista Guevara, detenido aparatosamente el 20 de noviembre, en presencia de numerosos testigos y de su propia esposa, incomunicado desde entonces pero informándose que estaba sometido a interrogatorios, “aparece” ayer en un motel en Araure y es nuevamente “detenido”. Jesse Chacón dice no saber de él e Isaías Rodríguez se contradice a sí mismo, informando, una vez, que estaba sometido a interrogatorios policiales, y, más tarde, negándolo. Estas muy dudosas actuaciones policiales no hacen sino restar credibilidad a la investigación que se adelanta.