Coincidencias, por Simón Boccanegra
«La Rosa Blanca» es una estremecedora película alemana sobre la actividad y el terrible final de un pequeño grupo de resistencia estudiantil al nazismo. Pero no es del film de lo que quiero hablar, aparte de recomendarlo calurosamente, sino de las escenas donde se puede observar a los oficiales de la fuerza armada alemana saludando con el tristemente célebre «Heil Hitler». Hemos visto tantas películas sobre el nazismo que la cuestión de ese saludo se nos ha vuelto banal. No lo es. Con el saludo se afirmaba la naturaleza partidista de los militares alemanes; por encima de su obediencia a la jerarquía castrense estaba la obediencia al partido de Hitler, el «Nacional Socialista», apocopado en alemán como «nazi». No era la fuerza armada de toda Alemania sino la del partido Nazi y de su líder, Adolfo Hitler. El saludo implicaba la sumisión. Por cierto, y cambiando lo cambiable –o sea, mutatis mutandi–, veía la película, veía el saludo y esa loca de la casa que es la imaginación me traía a la mente con insistencia el saludo que ahora están obligados a intercambiar los militares venezolanos.