Comercios no prioritarios abren «bodeguitas» para mantenerse activos en cuarentena
Para mantenerse operativos y productivos durante la cuarentena, muchos comercios de sectores no autorizados se reinventaron ofreciendo víveres y hortalizas. Pero la rentabilidad se ve afectada por restricciones de horarios, falta de efectivo y la creciente competencia que abarrota calles y aceras de Caracas
Los comercios híbridos están de moda. Tascas, remates de caballos, zapaterías, tiendas de ropa, venta de repuestos, licorerías, restaurantes y hasta talabarterías son algunos de los establecimientos comerciales que adoptaron la fórmula de las bodegas y agregaron a su inventario productos de la cesta básica, a fin de mantener operativa la actividad comercial y generar ingresos que les permitan resolver los gastos diario, en medio de la cuarentena y la crisis que amenaza con aniquilar muchos negocios que se niegan a morir.
Tras siete años de recesión económica y un cóctel letal de hiperinflación, control de precios y escasez de productos que provocó el cierre de centenares de comercios en el país y la destrucción del poder adquisitivo del venezolano, la prioridad es la comida. Es por ello que varios comerciantes de otros rubros optaron por unirse a uno de los sectores primordiales, con o sin cuarentena: la venta de alimentos.
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“Empecé hace dos semanas a vender víveres y frutas después del decreto de la Alcaldía que prohíbe la venta de licor”, dijo el propietario de una tasca ubicada en el centro de Caracas. Cerca de la entrada, en una mesa en la que antes servían platos exquisitos y licores variados, hoy exhibe harina, huevos, café, arroz, pasta, plátanos, condimentos y refrescos de dos litros.
Relató que la quiebra del negocio familiar fue progresiva. Primero eliminó el restaurante, luego la venta de bebidas alcohólicas cayó drásticamente y lo forzó a trabajar sólo los fines de semana y, finalmente, la situación actual de cero ingresos lo obligó a sumarse a la venta de alimentos para poder mantenerse y seguir trabajando. “Los que teníamos comercios ahora somos buhoneros”, lamentó.
Eleazar Prin, dueño de una tienda de ropa en el centro de Caracas, dijo que la vidriera con comida que colocó le permite tener el local abierto y vender algo. “Lo que me mueve a abrir la tienda cada día es amor por un oficio al que le he dedicado más de 30 años de mi vida. Abro porque no quiero dejar perder lo que tanto me costó y porque estoy acostumbrado a trabajar”.
Otras personas aseguran que la venta de alimentos y artículos de primera necesidad los mantiene activos comercialmente. Consiguen dinero en efectivo para comprar más baratos los alimentos y resuelven para pagar los pasajes, esto sorteando las dificultades de un país donde el efectivo circulante es escaso y no hay actividad bancaria. “Sí se vende, porque lo único que la gente compra es comida y si no, pues te lo comes y ya».
Comerciantes acorralados
Muchos de los que montaron una «bodeguita» en su local no la tienen fácil. Aunque en teoría la venta de rubros diferentes a los usuales no requiere más que colocar una mesa con los productos, en la práctica los propietarios de estos negocios tienen que lidiar con otras situaciones difíciles, que les genera zozobra.
«Hay días en los que no se vende nada por la cantidad de personas que se dedican a lo mismo«, coincidieron varios de los comerciantes entrevistados por TalCual. Indicaron que la falta de dinero en efectivo y fallas de conexión en las plataformas de los bancos afectan las ventas. «El punto no funcionó por dos días y perdí varios kilos de frutas. Nadie te resuelve eso”. También indicaron que el cobro de comisión por el uso del punto de venta, de casi 21 dólares por mes, se lleva lo poco que ingresa.
«Los funcionarios nos piden patente de comercio por tener una mesa improvisada con cuatro productos para la venta, sino nos multan. Sale mejor colocarnos en la acera, como hace la mayoría”, dijo un vendedor. En un país con los niveles de pobreza más altos del continente, resulta paradójica la coincidencia diaria del hambre con la abundancia de alimentos en muchas calles de la capital.