Como se goza guisando, por Simón Boccanegra
Los latrocinios en los que cada vez con mayor frecuencia aparecen involucrados funcionarios del Ministerio de Finanzas ya parecen constituir todo un modus operandi o, como dirían entre los militares, un POV, un Procedimiento Operativo Vigente. Lo del edificio del Citibank estableció un precedente y marcó la pauta. Ahora el guiso es con un edificio para un Instituto Universitario Tecnológico (IUT) situado en La Urbina. La trapisonda es la misma. El ministerio se interesa por el edificio, cuyo precio es 2.500 millones de bolívares. Por re o por fa el ministerio se las arregla para que no haya acuerdo y, luego, de la nada surge milagrosamente una gente que lo compra en ese precio y a los pocos días lo vende al ministerio por 5 mil millones. En una semana se genera una cochina que se reparte entre los guisadores. Por cierto,mucha gente se pregunta de donde acá le surgió a Luis Velásquez Alvaray el interés por participar en la investigación del guiso con el edificio del Citibank. Nadie cree que ese trajinador profesional esté haciendo eso por la salud de la patria. Hasta sus compañeros de bancada parlamentaria comentan, tan en alta voz que amigos míos lo han oído, que su repentina conversión hacia la decencia apunta, más bien, a echarle tierra al turbio negociado. Dicen que alguien con sus mismos apellidos tiene que ver con el guiso. ¿Será verdad? No sé pero hay gente de la cual pensando mal lo más probable es que se acierte.