Con la cuarentena, Nicolás Maduro ha acentuado la autocratización
Las doctoras en ciencias políticas Maryhen Jiménez y Nancy Requena estiman que la pandemia le ha venido como anillo al dedo al Ejecutivo para continuar erosionando lo poco que quedaba de democracia en el país, por lo que en Venezuela continúa profundizándose la autocratización
El pasado martes 12 de mayo, Nicolás Maduro prorrogó por segunda vez la cuarentena decretada a nivel nacional, que de esta manera se prolongará al menos hasta el 13 de junio, en momentos en que países de Europa comienzan a flexibilizar las medidas y a reactivar sus respectivos sistemas productivos de bienes y servicios, y en EEUU se continúa sin implementar las estrategias más drásticas que se vieron en Asia y la propia Europa.
España e Italia, dos de los países más afectados por el nuevo coronavirus, tienen registros de decenas de miles de fallecidos a causa de la pandemia y cientos de miles de contagiados, pero al lograr el descenso de las curvas de afectados se disponen a salir del aislamiento. Venezuela, en cambio, al momento de la medida de prolongación de la cuarentena apenas sobrepasaba los 400 casos y registraba 10 muertes a causa del virus, pero el mandatario, en un país con unos indicadores económicos precarios, asomó que la cuarentena podría extenderse incluso más allá de junio.
Previamente, el sábado 9 de mayo, el mandatario había informado que un grupo de científicos le había recomendado “radicalizar” la cuarentena, para evitar la propagación del virus. Todo esto en el marco de un incremento en el número de acciones represivas por parte del Estado que, entre los meses de marzo y abril del presente año alcanzó la cifra de 22 detenidos, entre profesionales del periodismo, personal médico, productores agrícolas, dirigentes políticos e incluso familiares de imputados.
Autocratización favorecida
Para las doctoras en ciencias políticas Maryhen Jiménez y Nancy Requena todo este panorama confirma el avance hacia la autocratización del país. Advierten que, existiendo una endeble institucionalidad democrática en Venezuela, con unos Poderes Públicos apegados al Ejecutivo, y dentro de un estado de derecho menoscabado por la violación de los Derechos Humanos, como ha confirmado la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los DDHH, Michelle Bachellet, la pandemia ha resultado propicia para que el mandatario venezolano continúe practicando detenciones y restringiendo derechos mientras la población está desmovilizada.
El diccionario de la Real Academia Española define autocracia como “forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley”. El proceso de autocratización consiste entonces en concentrar el poder en una sola figura que no estará sujeta entonces a restricciones legales externas ni mecanismos regulativos de control popular. Juan Linz politólogo de la Universidad de Yale, explicó en 1964 que la autocracia se refiere a «un sistema político con pluralismo político limitado y no responsable, sin una elaborada ideología rectora, pero con mentalidades características, y con unlíder, o a veces un pequeño grupo, que ejercita el poder dentro de límites formalmente mal definidos, pero en realidad bastante previsibles».
Desde hace algunos años, autores como Levitzky y Ziblat, así como Runciman, han abordado el tema de cómo mueren las democracias; mientras que Anna Lührmann y Staffan Lindberg han hecho un análisis sobre el fenómeno de la autocratización y afirman que la evidencia apunta a que “un revés global está desafiando a una serie de democracias consolidadas, incluyendo a EEUU”.
Maryhen Jiménez y Nancy Requena advierten que, como los casos de Hungría y Nicaragua, en Venezuela se está aprovechando la pandemia para terminar de consolidar el gobierno absoluto.
Justificar la represión
“No podemos olvidar que hay una ansiedad en la población venezolana por un cambio político que permita una reestructuración de la economía y que lleve al desarrollo sostenible y pueda reducir la pobreza y la desigualdad. Esto lo sabe Nicolás Maduro y la pandemia llega como una excusa perfecta para justificar acciones que quizá de otra forma no hubiera podido tomar. No lo vemos nada más en Venezuela, sino también en otros regímenes autoritarios como en Nicaragua, en el caso de China, donde hubo mucha represión, en otros como Hungría, así que sabemos cómo ha habido un aceleramiento de una autocratización que quizás en otras condiciones no hubiese sido posible o difícilmente justificable”, expresó Maryhen Jiménez, quien es doctora en ciencias políticas por la Universidad de Oxford.
Aseguró que hay dos propósitos en eso de prolongar y radicalizar la cuarentena, el primero es justificar la represión, el otro es contar con un mecanismo para desmovilizar y controlar más a la población. A su juicio, no se trata de controlar una pandemia que considera no es controlable ya que Venezuela tiene un sistema de salud totalmente colapsado, sino que se militariza el discurso y se incrementa el control social para reducir los mecanismos sociales de protesta, de descontento y sembrar paralelamente el miedo, acentuando la autocratización.
“La pandemia se va desarrollando en Venezuela en un momento cuando se necesitaba precisamente la movilización de la ciudadanía para acompañar un proceso de transición a la democracia; también llega en un momento en que la oposición está sumamente dividida, no tiene una estrategia clara para justamente conducir esta transición a la democracia y, en cuanto al componente internacional, en el cual se había confiado por parte del presidente interino, vemos que Venezuela no es la prioridad, y no puede serlo porque cada país está enfocado en enfrentar su pandemia y tiene que dar respuestas a su población”, argumentó.
Parálisis
Por su parte, la también doctora en Ciencias Políticas y profesora titular en la Universidad Metropolitana (Unimet) Nancy Requena, manifestó que no es muy optimista en cuanto al escenario hacia el que avanza el país en esta prolongación de la cuarentena debido a la pandemia.
“El problema del covid-19 en otros países no tiene nada que ver con lo que pasa en Venezuela, la pandemia agarra a Venezuela con una economía destruida, no tenemos gasolina y no parece que ese problema se vaya a solucionar. Sin gasolina no hay distribución de alimentos ni posibilidades de reactivar la actividad productiva. Ese problema en particular es sumamente grave y el gobierno no está haciendo nada para solucionarlo”, indicó la docente.
Estima Requena que todo esto del coronavirus le vino muy “cómodo” al gobierno porque, aunque el problema de la gasolina existía previo a la pandemia, ahora la situación le permite simplemente radicalizar y decir “no hay gasolina”, aunque la haya para algunos sectores que tienen salvoconducto, a pesar de que tengan que hacer unas colas extraordinarias para proveerse del combustible.
“El país está paralizado y lamentablemente creo que eso juega a favor del gobierno. La población está inmovilizada y aterrorizada y en algún momento esto tiene que crear a una crisis. Si usted no tiene posibilidad de transportar los alimentos ¿qué va a pasar? En las zonas de los Andes las cosechas se están perdiendo. En El Jarillo, cerca de Caracas, también. En algún momento esto va a hacer crisis y no se va a solucionar intentando controles de precios y regulaciones extraordinarias”, expresó Nancy Requena.
Desinformación y censura
Ambas especialistas coinciden en la incertidumbre sobre la prolongación en el tiempo de esta crisis y su posible desenlace mientras aumenta el desespero de la población, no solamente por la merma de sus ingresos, sino por la escasez de productos, especialmente los alimentos, y la preocupación por la deficiencia de los servicios públicos y el aumento de la violencia, como se evidenció en el enfrentamiento hace una semana de bandas delictivas por el control de la zona en la populosa localidad de Petare, al este de Caracas.
“No me atrevo a predecir absolutamente nada. Ante la tesis del colapso, que se ha manejado desde la oposición, cuando se pensó que los apagones eran insoportables, o que la ausencia de agua era totalmente impensable, lo que vemos (ante ello) es que la población venezolana tiene tantos problemas a la vez que no tiene tiempo para preocuparse o movilizarse”, indicó Maryhen Jiménez.
Añadió que, mientras se acentúa la autocratización, el tema de la procura de los alimentos viene a ser lo primordial y atribuye al gobierno el impulsar la creación de escenarios en los cuales la población busca soluciones puntuales a las necesidades que tiene.
“Si es sostenible a largo plazo no te puedo decir –precisó-. Actualmente es muy difícil movilizarse, no es descabellado pensar que pueda haber explosiones sociales locales; lo que puede haber es este tipo de enfrentamientos como en Petare, en los cuales tengas actores irregulares que asuman posturas incluso en contra de las fuerzas del Estado. Una movilización nacional masiva no la veo posible por el tema de la información, hay una censura plena. La mayoría de la población se informa a través de la televisión y vemos que no hay ningún canal que pueda transmitir lo que está sucediendo. No están dadas las condiciones para una cohesión que permita entonces movilizar bajo protestas masivas, pero no es descabellado que focos de violencia locales sigan surgiendo”, agregó.
Desesperación
Nancy Requena también tiene sus reservas acerca de lo coyuntural de la situación: “Hasta ahora podemos decir que el poder coactivo del gobierno ha sido muy exitoso. Incluso, si uno ve lo ocurrido en Petare, se da cuenta que cuando el Estado quiere ejercer el poder coactivo lo ejerce profusamente, y se ha visto el terror de la gente que ha vivido la situación de la pelea de las bandas y la aparición de la fuerza nacional. No tengo respuestas para hasta cuándo va a ser”.
Sin embargo, acotó que se han visto escenas de desesperación por parte de la población para procurarse de los productos de primera necesidad y que paulatinamente están rompiendo con las medidas de la cuarentena. “Está pasando; hemos visto las escenas en el mercado mayor de Coche, en Quinta Crespo, la gente sale porque tiene que salir, aunque hasta ahora esas salidas son muy controladas. Según las necesidades de Maslow estamos en los niveles de subsistencia, la gente busca lo mínimo que necesita para subsistir, pero no para exigir sus derechos políticos».
Vulnerabilidad
Para Maryhen Jiménez, el avance de la autocratización se está haciendo inexorable. “Siempre se piensa que no se puede autocratizar más, pero lo que se ve es eso, más militarización, más censura, más miedo, más control social. El tema de la vulnerabilidad de la población es muy importante. Cuando comes una sola vez al día tu estado anímico está afectado. Este contexto es favorable para la autocratización, y si en el corto o mediano plazo no se agiliza un canal humanitario, una negociación realmente creíble para ir bajando los costos para una transición a la democracia en Venezuela se van a ir cerrando las puertas institucionales para buscar ese cambio político que la mayoría de la población anhela”.
Nancy Requena resaltó que a toda esta situación no se llegó por casualidad. “Aquí hubo muchísimos errores y lamentablemente tuvimos una población que se despolitizó y no le interesaba la política porque (creía) que ser político es ser corrupto. Toda una generación, como en la época de Gómez, no se metía en política. Ahora se están dando cuenta de que no es que desde el 23 de enero de 1958 todos somos demócratas, sino que eso es un constructo cultural y que se logra mediante la educación. Fue una debilidad objetiva que tuvimos como sociedad y que se manifestó en que en 1998 se haya votado por un golpista”.
Indicó que, afortunadamente en este momento, los jóvenes sí tienen mucho más claro lo que es la democracia, o por lo menos entienden qué no es democracia, por lo que no todas las esperanzas están perdidas.
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