Construyendo codo con codo la empresa, por David Somoza Mosquera
Las compañías para ser competitivas –y no está de más reiterarlo– deben tener siempre en cuenta que su principal activo es su personal. Los empleados son una pieza clave en el engranaje empresarial, pues contar con personas talentosas y con grandes capacidades contribuye al éxito de las organizaciones.
Así que una de las primeras cosas que debería hacer una empresa es saber qué tan comprometidos están los trabajadores con la compañía. Esto representa un punto de partida para conocer a la gente, a ese recurso que es vital para cualquier negocio.
De allí que el principal reto y el mayor logro de un CEO es lograr formar equipos capaces y comprometidos. Debe conseguir que las personas se involucren con la estrategia y que se consideren parte de la empresa. Para ello, se les debe generar la suficiente confianza a los trabajadores para que no sean reticentes a los cambios que se puedan producir y se sientan impulsados a colaborar en cualquier proceso de mejora.
Por lo tanto, es fundamental poner en marcha aquellas iniciativas que buscan nutrir al capital humano, ya que estas potencian la interacción entre los miembros que forman parte de la empresa y, a su vez, redundan en beneficios para todos los trabajadores. Además, contribuyen a retener a ese talento humano clave para la organización.
Ciertamente, cada compañía tiene sus propios desafíos en el descubrimiento, adaptación y refinamiento de las medidas para su contexto, dado que su fuerza de trabajo y sus negocios evolucionan, pero existen prácticas para lograr que los empleados se identifiquen con la empresa. Entre ellas podemos destacar:
-Motivar al personal reconociendo su trabajo y reforzando todos los aspectos que puedan mejorar su desarrollo.
-Valorar la experiencia del personal más veterano y nunca ignorar los aportes de los empleados recién llegados.
-Aprovechar el talento de cada trabajador, potenciar la creatividad y fomentar un clima de confianza para que se sienta impulsado a comunicar sus ideas.
-Fomentar hábitos saludables en el trabajo para prevenir el estrés y el burnout.
-Promover la formación continua del personal para que pueda reciclarse profesionalmente.
-Realizar actividades que fomenten el espíritu de equipo, de compañerismo y, por tanto, de empresa.
Ahora bien, estas prácticas para que sean efectivas tienen que partir por reconocer que la importancia del talento humano en una empresa es vital. Es innegable que la labor de un empresario es fundamental para el negocio; pero también lo son las personas que construyen codo con codo la empresa, sus servicios o productos.
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Y, sin duda, la calidad del equipo y el talento permiten lograr los objetivos diseñados para el devenir de la compañía y su futuro.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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