Contra la violencia: democracia
Ayer fue hecha pública una declaración firmada por un poco más de cien venezolanos y venezolanas. Escrito sobrio, escueto, parte de un señalamiento que no necesita comprobación: la paz de la República está en peligro. Por ello exige al gobierno y a la oposición que procuren una solución concertada antes de que la violencia termine de tragarnos y apoya, por tanto, las gestiones facilitadoras de la OEA, así como del PNUD y del Centro Carter. Pero lo interesante son las firmas. Allí entreverados aparecen adversarios y partidarios del gobierno. Esta sería la primera demostración de que es posible retornar a la política civilizada, de que es posible zafarse de la letal tenaza de la polarización y recuperar los fueros de la confrontación democrática, sin el siniestro telón de fondo de la amenaza de guerra civil. Hay en ese documento un centenar de personas de buena voluntad. Muchas más firmas habrían podido acompañarlas, lo cual revela que poco a poco comienza a moverse esa enorme parte del país que se niega a continuar mirando impotente un radicalismo enloquecido que podría lanzarnos a todos por el precipicio de la conflagración intestina.