Contra todo, los reparos van; por Teodoro Petkoff

Esta es la semana de los reparos para el RR presidencial. Haber llegado hasta aquí premia la visión y la tenacidad de las fuerzas políticas y de la sociedad civil que adelantaron la línea de la llamada «ruta democrática» y que apostaron a la convocatoria del referendo como solución pacífica y electoral a la crisis política que no cesa. Contra todos los pronósticos de los profetas del Apocalipsis y de los sembradores de pesimismo (muy buenos para criticar lo que otros hacen pero impotentes para proponer alternativas prácticas y operativas) se ha logrado diseñar un mecanismo de reparos que los hace viables y que, por lo tanto, en principio permitirá sobre 1 millón 200 mil reparantes, alcanzar con creces las firmas que, sumadas al millón 900 mil válidas, completen los 2,4 millones necesarios para que el CNE convoque el RR.
Recorrer esta ruta implicó enfrentar y sortear la gran cantidad de triquiñuelas y provocaciones que el control oficialista del CNE, sobre todo en sus niveles técnicos, puso en práctica para impedir o, en todo caso, demorar lo más posible la realización del evento referendario. El ápice de esas tracalerías fue alcanzado con la invalidación absoluta de varios centenares de miles de firmas y el envío a reparos de más de un millón de ellas. Con todo, sin embargo, la «reparación» no dejó de ser una admisión de la imposibilidad en que se encontró la mayoría del CNE de negar de plano, brutalmente, la posibilidad de convocar el RR. La figura de los «reparos» dejó abierta la posibilidad de este y planteó entonces, una negociación entre la mayoría oficialista del CNE y la CD, que esta última, con mucho realismo, aceptó y llevó adelante, para convenir en un mecanismo que hiciera factible el proceso de ratificación o negación de las firmas. Tales conversaciones debieron superar también no sólo el escepticismo sino hasta la abierta oposición de algunos sectores minoritarios de la CD (que al final, sin embargo, cuadraron con la mayoría) y se llegó al resultado que nos coloca, este viernes, frente a la evidencia de que el RR es posible. Ni siquiera el turbio episodio de los «paracos» colombianos logró torpedearlo.
De acuerdo con Alberto Quirós Corradi –junto con Felipe Mujica uno de los representantes de la CD en las plácticas con el CNE– (ver El Nacional de ayer, página A23) el instructivo y las resoluciones para los reparos, aprobados por el CNE, después de las discusiones, son satisfactorios. El «instructivo sobre totalización) mantiene la «muerte súbita» (después del conteo de cada día no puede haber más objeciones) así como «los plazos para la totalización de las firmas e incluye la presencia de testigos de la oposición y observadores internacionales en todo el proceso». La resolución sobre cedulación, exigida tanto por el Comando Ayacucho como por la CD, «simplificó los procedimientos que se llevarán a cabo en las mesas de reparo para inspeccionar la cédula de identidad», a fin de que esto no se transforme en una excusa para demorar el proceso. La auditoría de los cuadernos de reparos culminó el miércoles pasado y «los resultados fueron satisfactorios». Finalmente, los promotores del RR podrán instalar centros de información a la ciudadanía por lo menos a 100 metros de los centros de reparo.
Ahora, el balón está en la cancha de los promotores del RR, que son básicamente los partidos políticos y las organizaciones civiles, pero, por encima de todo, los propios firmantes. Les toca salir airosos del reto de los reparos. Si es así habrá RR.