Contragolpe de Baduel, por Teodoro Petkoff
Coherencia es una virtud de Raúl Baduel. Su discurso de ayer es absolutamente coherente con su desempeño institucional. El ciudadano Raúl Baduel que ayer asumió la defensa de la Constitución, rechazando la reforma de Chávez, es el mismo general Raúl Baduel que en abril de 2002, también en defensa de la Constitución, fue el factor decisivo en la derrota del golpe y en el retorno del presidente a Miraflores y el mismo general Raúl Baduel, comandante del Ejército y luego ministro de la Defensa, que siempre mantuvo su rol institucional, exponiendo sus desacuerdos por los canales regulares, sin romper nunca la disciplina y la obediencia que lo comprometían con su superior jerárquico. Es el mismo general Raúl Baduel, quien al entregar el ministerio, pronunció un histórico discurso donde ya anunciaba sus diferencias con el proyecto chavista, reafirmadas en la declaración de ayer. Baduel es un militar democrático, no un golpista y su conducta no puede ser juzgada con la óptica reinante en algunos sectores que pretenden hacer de la impaciencia una política, reclamándole el no haber hablado antes. Habló cuando debía, libre ya de la constricción disciplinaria que le imponía su condición militar.
Precisamente por profesional y no político –que es como debe ser un miembro de la FAN–, no utilizó la tribuna castrense en plan político, que en su caso habría sido un plan golpista.
Fiel a sí mismo y a sus convicciones civilistas y democráticas, comprometido, como se ve que continúa, con un proyecto de cambio social sí, pero, insoslayablemente democrático, remató su declaración llamando a utilizar el camino del voto para derrotar la pretensión continuista y neo-totalitaria de Hugo Chávez. Llamó a votar NO en el referéndum. Habló para la FAN, desde luego, pero como parte del país, no como tutor de este, para que reflexione junto con millones de venezolanos que tienen en sus manos el poder para impedir que cuaje el proyecto reaccionario y proto totalitario de Hugo Chávez, derrotándolo en el referéndum.
El impacto de su declaración lo mide la reacción de Chávez. Primero puso a sus alabarderos de siempre, los vicarios de su poder, a tratar de refutar a Baduel y más tarde, desempolvó a dos de sus ex ministros de la Defensa para que tartamudearan algunas trivialidades contra Baduel. Será inútil. El rechazo a la reforma de la Constitución es un reguero de pólvora.