Contramarcha, por Teodoro Petkoff
La reunión entre Willian Lara, presidente de la Asamblea Nacional, y las organizaciones civiles estructuradas en torno a la Asamblea Nacional de Educación podría ser también indicio de los nuevos aires que soplan desde el Ministerio del Interior y Justicia. Varias veces hemos insistido en la necesidad de un diálogo sosegado sobre el tema educativo. Este es demasiado delicado y toca áreas muy sensibles de la sociedad como para que el debate del que debe salir la nueva Ley de Educación se desarrolle en un clima de trifulca y posiciones extremas y aparentemente irreconciliables. Las zonas de coincidencia entre los proyectos que alimentarán el debate parlamentario son tan amplias que es absurdo imaginar impasses en relación con las divergencias que puedan subsistir. Por eso hay que saludar el encuentro de ayer. Constituyó una sana rectificación por parte de Lara, quien seguramente no habrá dejado de tomar nota de que tanto el MAS como Proyecto Venezuela (mucho más contundentemente el primero, que en asuntos educacionales tiene no poco que decir), manifestaron su rechazo a marchar arrebiatados en la tropa indiferenciada que Willian Lara se había jactado de tener en un puño. Si en esto como en lo sindical termina por cristalizar una atmósfera de conversación, el gobierno podría estar descubriendo que la gobernabilidad no es cuestión de mayorías electorales o de índices de popularidad sino de habilidad para buscar acuerdos.