Corpoelec aplica “cortes encubiertos” en Caracas, asegura experto
José Aguilar asegura que las condiciones que provocaron los apagones de 2019 se mantienen y los cortes encubiertos en Caracas son la prueba. Alerta además que a partir de la segunda quincena de agosto el verano arreciará en todo el territorio, por lo que el aumento de las temperaturas estresará aún más el ya abrumado sistema interconectado
Hace dos años se registraron varios cortes masivos del suministro eléctrico a escala nacional, entre el 7 de marzo y el 22 de julio de 2019. Ese año se contabilizaron al menos 23.860 fallas eléctricas en todo el país, con las graves consecuencias que este tipo de eventos acarrea.
Al respecto, el ingeniero José Aguilar, consejero técnico en materia eléctrica de Juan Guaidó, asegura que las condiciones que provocaron los eventos de 2019 se mantienen hoy.
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Asegura asimismo que los apagones y bajones que se vienen dando de forma aparentemente aleatoria en las urbanizaciones de la capital, como el registrado este #21jun, no son casuales.
«Hay cortes encubiertos en la Gran Caracas, no son tan cuantiosos como los apagones que ocurren en la provincia. Corpoelec hace lo que sea para no racionar en la capital, pero no los pueden evitar», afirma.
Explica que cuando el Sistema Interconectado Nacional (SIN) está muy estresado, la Gran Caracas no es inmune de los apagones, al menos en forma parcial.
Verano en agosto
Para Aguilar, lo que va del año 2021 ha sido benigno en lo que respecta al clima, lo cual favorece el desempeño del SIN. Sin embargo, advierte que para la segunda quincena de agosto se espera que arrecie el verano por lo que las temperaturas se incrementarían en todo el territorio nacional.
«Esto puede generar múltiples consecuencias. El enfriamiento de las unidades será cuesta arriba. Además, debido a la falta de mantenimiento preventivo las máquinas están más limitadas«, acota, y subraya que con el incremento de las temperaturas la oferta eléctrica se va a limitar aun más.
«Contradictoriamente, como hay más calor, la gente va a necesitar más energía, es decir, la brecha entre la oferta y la demanda eléctrica se amplía por lo que los racionamientos pueden aumentar en intensidad, frecuencia y prolongación. En las plantas de distribución los transformadores tendrán que trabajar con más fuerza y si los sistemas de enfriamiento no están al día, habrá limitaciones», alerta.
Cree además que si la gerencia de Corpoelec no ha hecho la poda y el control de la vegetación que rodea las líneas de transmisión, se incrementan las posibilidades de que se produzcan incendios. «Todo eso atenta contra la continuidad del servicio».
No se puede vaticinar
A pesar de sus advertencias, Aguilar es cauto al momento de pronosticar un nuevo «blackout» similar a los eventos de 2019.
«Eso es ser especulativo. Todo sistema interconectado, por muy bien operado y mantenido que esté, puede experimentar un gran apagón. No se puede descartar, pero tampoco se puede vaticinar», dice.
Añade que, debido a la opacidad del gobierno de Nicolás Maduro, no se poseen todos los elementos para hacer un análisis con mayor profundidad. «En todo caso sería una irresponsabilidad pronosticar. No se debe olvidar que solo el régimen tiene el control para evitar que llegase a suceder un evento de esta magnitud. Esperemos por el bien del país que no suceda».
Según Aguilar, todo lo que ocurre es una consecuencia de la destrucción del SIN producto de las acciones, o inacciones, de la gerencia «revolucionaria» designada en un primer momento por Hugo Chávez y posteriormente por Maduro.
Añade que los apagones son cada vez más habituales en un país con la mayor reserva de petróleo del mundo, pero donde las plantas termoeléctricas no aportan ni 7% de la energía que se consume, amén de no servir de respaldo a la generación hidroeléctrica.
Según Aguilar, Venezuela cuenta con 65 plantas termoeléctricas mayores y 94 de generación distribuida. “De las plantas mayores, 38 están en cero, es decir totalmente inoperativas, entre estas Planta Centro y el complejo adyacente de Termocarabobo que poseen una capacidad instalada combinada de 3.492 megavatios (MW)”.
Recuerda que en la actualidad, los trabajadores de Corpoelec realizan un enorme esfuerzo en condiciones infrahumanas, con herramientas limitadas y con temor de represalias, para mantener operativo el SIN. «Cada vez que ocurre un apagón o una falla, la versión oficial es siempre la del saboteo y por lo general pagan trabajadores inocentes mientras los verdaderos responsables se mantienen impunes», señala.