Crecen los enanos, por Simón Boccanegra
Hay revuelo en el corral de los socios del PSUV en el Polo Patrótico. Es un signo de los tiempos. Esos pequeños partidos, encabezados por el PCV, que ya está más crecidito, reclaman una sola cosa: democracia en las fuerzas de la «revolución».
El comandante-presidente-novio de la madrina ha designado, haciendo uso de la habilitación de su dedo índice como elemento fundamental del poder, los candidatos oficialistas para las gobernaciones. Resulta que todos son del PSUV y hasta allí llegó la paciencia de los «aliados». En un tono bastante subido, han planteado la necesidad de que en el Polo se tomen decisiones mediante debate y votación, es decir, que el Polo funcione democráticamente. El talante del reclamo, esta vez, es diferente al de otras ocasiones. Así como el país entero le ha perdido el miedo a Yo-el-Supremo, el mismo fenómeno se observa en los «aliados» del PSUV. Porque ya es visible la decadencia del PSUV. Ya no asusta con su tamañote. Su estancamiento electoral, mostró, entre otras cosas que, ahora sí, los votos de sus aliados le hacen falta. Sin ellos no habría podido ganar.
Eso lo saben los chiquitos, pero Chávez parece no haber percibido el cambio en la composición de su votación. Con su arrogancia acostumbrada nominó a «sus» candidatos sin pararle bola ni siquiera al propio PSUV y mucho menos al PCV y los demás. Pero la docilidad del PSUV la tiene asegurada. Por ahora, porque también en ese partido pronto llegará la hora de los reclamos, tal como ocurre en sus socios, que han llegado al atrevimiento de lanzar candidatos distintos a los del Supremo en varios estados.
O sea, que ahora es a Dios rogando y con el mazo dando.