De militares, civiles, opositores y militarismo
El domingo pasado, mientras millares de venezolanos participaban en el democrático acto electoral de la Mesa Unitaria Democrática, Yo-El-Supremo hizo su show dominical solamente con miembros de la FAN. Ni una sola presencia civil estuvo allí. La escenografía era un mensaje en sí misma. Era el Poder crudo, puro y duro. Eso era lo que se quería que viéramos. Para aquellos que no captaran el mensaje subliminal, Chacumbele se encargó de ponerlo clarito.
Como si este país no estuviera suficientemente dividido, el gran desintegrador se dedicó a cavar una nueva fosa entre militares y opositores civiles.
Atizando y promoviendo, según su malsana práctica tradicional, pero también dando rienda suelta a sus propios complejos, inventó la especie absurda de que los «opositores» consideran «brutazos», «incultos» e «ignorantes» a los militares.
Hasta donde uno sabe, por experiencia propia, en este país existe más bien una desmedida admiración por los militares. Que alguna que otra persona aislada, que las hay, exprese opiniones en forma despectiva sobre los hombres de armas, por el mero hecho de serlo, es, en todo caso, bastante menos grave que el término «civil» sea el insulto por excelencia en la institución castrense como tal, no en alguno que otro militar aislado. La tecla que pulsa Chávez es muy venenosa. «Los opositores nos desprecian». La oposición es, pues, el «enemigo». Para rematar la faena, se le fue la lengua elogiando a Pérez Jiménez.
De cómo cayó este exabrupto da cuenta la aclaratoria que se sintió obligado a hacer Diosdado Cabello, diciendo que Chacu no dijo lo que dijo.
Pero lo dijo y no por primera vez. Sólo que hace algunos años las víctimas de «Tarugo» que estaban en su gobierno se lo reclamaron. Ya no tiene quien le reclame porque Rangel hace rato que se metió la lengua en el bolsillo.
La pulsión militarista en YoEl-Supremo es incontenible, pero alguien debe haber dicho algo, porque, de lo contrario, Diosdado no aclara nada.