¿De qué ciencia y tecnología se habla en una Venezuela medieval?, por Beltrán Vallejo

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Recientemente el parlamento nacional de Maduro aprobó una reforma de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e innovación. Ese acto forma parte de ese caudal copioso de irrealidades, falsificaciones e irresponsabilidades de una élite en el poder que utiliza el descaro como política de Estado.
¿De qué Ciencia, de qué Tecnología y de qué innovación habla el régimen madurista en sus dos décadas de impuesta oscuridad sobre el saber? ¿Cuál fue el debate y la reflexión, cuál fue la evaluación nacional que hicieron esos señores de ese seudoparlamento para atreverse y que a elaborar una reforma sobre esa ley?
El régimen madurista hace promesas y hace una legislación de plastilina o de pies de barro sobre Ciencia y tecnología, pero en el contexto de un país incapaz y de rodillas que ha asistido al más grave proceso de destrucción y deterioro de las universidades autónomas nacionales nunca antes visto en la historia nacional.
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Históricamente las universidades públicas de Venezuela eran el baluarte heroico que sostenía la mayor parte de la investigación científica del país, y lo hacían bajo serias limitaciones, y bajo serías limitaciones también se formaban investigadores. Pues hoy en día, las universidades públicas son tierra arrasada. Este régimen acabó con las únicas instituciones con tradición científica en Venezuela, que son las universidades, y ahora en sus pendejadas discursivas, al respecto de la fulana reforma, hablan de una “ciencia comunal”.
¿Y sobre la fuga de talento? Un país con las universidades destartaladas y un profesorado universitario en andrajos, un país con laboratorios universitarios sellados a cal y canto, y un país que aplica censura a la opinión y a la información, no es atractivo para una ciencia libre y donde el científico está atado a las premisas restringidas de un Estado opresivo que quiere un conocimiento científico adocenado y sumiso.
¿Se puede hablar de Ciencia y tecnología con el peor internet de Suramérica? ¿Se puede hablar de ciencia y tecnología en un país donde no existe información oficial sobre el porcentaje del PIB destinado a investigación científica? Se dijo alguna vez, en el 2013, que era de un 2,5 por ciento. Desde el 2015 se habla de una caída del 0,40 por ciento.
Lo más patético sobre el precipicio de la ciencia y tecnología en Venezuela se vive en escuelas y liceos donde la ausencia de desarrollo actitudinal y motivacional para que niños y adolescentes se aproximen a la curiosidad científica y al quehacer científico es notable; comenzando con planteles educativos que no hacen prácticas de laboratorio, que no tienen microscopio y menos tienen profesores de Química, Física y Matemática porque en su gran mayoría engrosan la diáspora o se dedican a vender helados.
Además, la ciencia necesita libertad; la ciencia amerita de discusión abierta y publicación de los resultados. La ciencia difícilmente puede progresar en un entorno en que predomina limitaciones tan importantes a la circulación de ideas y a la crítica, y tampoco la Ciencia se acomoda a la línea de un partido político. Se recuerda que Maduro más bien ha sido un patrocinador de la pseudo ciencia; al respecto, los venezolanos todavía recordamos sus supercherías irresponsables con el tratamiento del covid-19.
Claro que hay excepciones a lo que digo, como la totalitaria China que es una hiperpotencia científica o un Singapur que es democrático a medias, pero es meca de la investigación científica y de la educación más avanzada; en cambio, el primitivismo del régimen madurista lo hace un inadaptado de la luz del saber.
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