¿Defensor del pueblo?, por Simón Boccanegra
Al doctor germán mundaraín (en minúsculas) no tenemos el gusto de conocerlo personalmente, pero TalCual opinó, en su momento, con todo derecho, que ese caballero no poseía credenciales curriculares para desempeñar el cargo de Defensor del Pueblo, y que debía su elección al dedo de «Don»Luis. Es una opinión política, en un país democrático, sobre un funcionario público. Pues bien, para demostrar que no estábamos equivocados y que, además de no poseer credenciales, tampoco posee condiciones personales para el cargo, mundaraín la primera vez dijo que para TalCual no daba entrevistas personales (es su derecho) hasta que no hablara con el Director; pero la segunda vez, en rueda de prensa, dijo que de TalCual no hablaba sino con el Director y no respondía preguntas de sus periodistas (y a esto sí que no tiene derecho). En estas condiciones, el Director le manda a decir, doctor mundaraín, que hasta que usted no se ponga a derecho, es decir, hasta que usted no aprenda las reglas del juego democrático, él tampoco tiene nada que hablar con usted. Y que, como dirían en Oriente, vaya usted a lavarse ese paltó. Con defensores así el pueblo no necesita enemigos.