Déjense de vainas, por Teodoro Petkoff

La creación del Grupo de Amigos repotencia la Mesa de Negociación y Acuerdos -que bien necesitada está de ello, a pesar de que su melancólica sobrevivencia es casi un milagro- e implica un espaldarazo a la gestión de Gaviria y de la OEA. En otras palabras, el grupo podría dar un segundo aire al proceso de negociación, porque le suministra un contexto internacional de indudable significación, dada la importancia de los países que lo integran. El grupo es pequeño, lo cual lo hace operativo, y es muy sólido. Ampliarlo, como sugirió ayer Chávez en Nueva York, es innecesario y casi luce como una proposición para «licuarlo» y hacerlo inoperante. No se trata de un grupo para debates académicos sino para ayudarnos a diseñar, pragmáticamente, soluciones a la crisis. Por eso, como apuntó Lula, la existencia de ópticas diferentes entre los integrantes (el presidente brasileño subrayó, para dar fuerza a su argumento, la diferencia de enfoques entre Brasil y Estados Unidos, por ejemplo), antes que ser negativa puede contribuir a que vayan convergiendo las posturas de los negociadores del Meliá. El grupo debe ayudar a encontrar una solución buena para Venezuela, es decir para ambas partes, y no sólo para una de ellas. Porque no nos cansaremos de insistir en ello: aquí la única salida es la que surja de un acuerdo entre las partes. La negociación es el único camino. Desde hace semanas venimos advirtiendo que ninguna de las dos partes puede noquear a la otra y que cualquier empeño en ello podría conducir a situaciones de insoportable violencia. Eso es precisamente lo que demuestra tanto el paro opositor como el contraparo gubernamental. Después de mes y medio de esta áspera confrontación, la encuesta de Consultores 21 (ver página dos), telefónica (lo cual excluye a buena parte de la población y por tanto sesga los resultados de la consulta), revela, sin embargo, que el 76% de la muestra considera que el paro no ha alcanzado el objetivo planteado, contra el 19% que opina lo contrario, lo cual explicaría por qué el 49% está a favor de suspender el paro, contra un 46% que quiere continuarlo. De otro lado, tampoco el gobierno ha alcanzado su objetivo: el 70% de la gente dice que continuará protestando incluso si el paro fuere suspendido (contra 22% que no lo haría). Es decir, el gobierno no ha logrado doblegar el poderoso impulso que mueve a millones de sus adversarios.
Estos números no hacen sino confirmar lo ya dicho: no hay alternativa a la negociación. Está visto que ninguna de las partes puede ganar por la fuerza. O negocian… o negocian. Porque seguir como vamos no es sino mantener una guerra de desgaste, de la cual tanto el gobierno como la oposición, pero sobre todo el país, están saliendo severamente lesionados. Si por casualidad hubiere la «victoria» de algún lado, sería exactamente una de esas que llaman pírricas.
¿El paro ha logrado hasta ahora el objetivo planteado?
Sí 19% No 76% Ns/Nc 5%
¿El paro debe continuarse o suspenderse?
Continuarse 46% Suspenderse 49% Ns/Nc 5%
¿Si el paro se suspende usted seguirá protestando?
Sí 70% No 22% Ns/Nc 8%
Encuesta telefónica de Consultores 21 en 8 ciudades/14 de enero de 2003.