Del revolcón al desastre, por Estilito García
En diciembre del 2015, la unificada oposición política (MUD) le propinó al sistema que gobierna a Venezuela desde 1999 (chavismo), un estruendoso revolcón en elecciones parlamentarias, con escrutinio final que determinó una supermayoría calificada de 112 contra 55 diputados, rebasandose con ello el umbral del 2/3 facultativo para las más grandes decisiones del hecho parlamentario de Estado.
Es aquella derrota electoral, la más aplastante sufrida por el chavismo en su tropelioso trayecto político de más de dos décadas, sabiéndose sin discusion, que esto es y solo fue producto de lo clave y fundamental que resulta, pudiéramos también decir obligante, para toda victoria que se plantee, la premisa que muchos bien han denominado como «unión real y de propósitos» condición que, al no existir, inminentemente reduce a la mínima expresion las probabilidades de vencer al ya veterano y tramposo contrincante.
En el devenir hasta el momento actual, la historia, con premisa incluida, es todo un dramático y tormentoso desastre.
Por obra, tácticas y trampas del régimen, en primera instancia, que todos conocemos, la clave de oro se fue desplomando. Pseudoeruditos «opositores» (empecemos el uso de comillas) la olvidaron, la clave dorada pasó a 2do o 3er plano, se destapó una vorágine de incongruencias que han aterrizado en: a) rupturas de reglas y pactos, lo ético no tiene cabida; b) necedades de reformar el «Estatuto que rige la transición a la Democracia…» creado por ellos todos (2º intento), con el despropósito de suprimir una arquitectura de gobierno interino legitimado constitucionalmente que, digan lo que digan, ha permitido alcanzar logros como nunca los alcanzó esfuerzo opositor alguno.
Fíjense que desnudó al régimen ante el mundo como una corporación política de facto acusada internacionalmente y en vías de sentencias por crímenes de todo tipo, dentro de lo cual se encuentran nada más y nada menos que Lesa Humanidad y todo tipo de crímenes y violaciones de Derechos Humanos; alcanzó protejer activos y reservas financieras de la Nación en el extranjero y otros grandes logros.
Hay algo más gravoso aún que comete el grupete de «pseudosesudos opositores» en ese afán de ruptura y desunión: Traición a la Constitución y al pueblo que los eligió, por la develada razón de desconocer los articulos 233 y 333 de la Constitución que dieron pie precisamente a los logros alcanzados. Golpismo puro, al punto de los absurdos muy poco vistos en el ejercicio de la política. Poco o nada importa que el rechazo les crezca, fácil deducir entonces que otra cosa ha de importarles más. Los altos riesgos de perder lo alcanzado, entra en dimensión de las más grandes dudas y conjeturas razonables caballeros. Hace un año hubo retracto.
En Miraflores se frotan las manos, sonrien y celebran.