¡Deme su cédula!, por Teodoro Petkoff

En las disposiciones relativas a las elecciones parlamentarias el CNE debe dictar y dar amplia publicidad a una resolución ratificando que el rol de la FAN, en la aplicación del Plan República, no va más allá de la custodia de los lugares de votación y del resguardo del material electoral. Tiene que hacerse muy explícito el hecho de que los militares no dirigen las mesas de votación ni verifican las credenciales de los miembros de estas, así como tampoco las de los testigos de los partidos. Muchísimo menos pueden los militares impedir la entrada de testigos o expulsar a estos de los locales electorales. Tampoco está entre sus atribuciones el pedir la cédula de identidad a los votantes y de ninguna manera pueden impedir la realización pública de los escrutinios ni oponerse a la apertura de las urnas seleccionadas para ello. Los mandos castrenses también deben explicar muy claramente a sus subordinados destacados en el Plan República cuál es su rol, para que no se produzcan situaciones claramente violatorias de los derechos electorales de los venezolanos.
Nada de lo anterior lo decimos gratuitamente. Conocemos infinidad de denuncias según las cuales los militares, en procesos anteriores, se han apoderado, literalmente hablando, de la dirección de los centros electorales. Han impedido la entrada de testigos de la oposición e incluso han llegado al extremo de expulsarlos de los locales. En otros casos, al finalizar las votaciones han cerrado las puertas de los centros, impidiendo el acceso al que tienen derecho los votantes para presenciar el escrutinio, cuyo componente esencial es la apertura de las urnas para la auditoría correspondiente. En ocasiones se ha visto a soldados amenazar con sus armas a quienes han reclamado algún comportamiento indebido o a algún testigo que se ha resistido a la orden de desalojo.
Todos estos abusos deben ser estrictamente prohibidos por el comando del Plan República y por el CNE, y si los observadores internacionales no quieren hacer el papel de papanatas tienen que estar muy atentos ante la posibilidad de que se repitan atropellos de esta naturaleza.
Por otra parte, la acreditación de los testigos de los partidos debe hacerse con tiempo suficiente para acabar con esa siniestra mamadera de gallo de que a muchos testigos de la oposición, no pocas veces, se les han entregado sus credenciales ya iniciada la votación. Los miembros de las mesas no pueden rechazar testigos acreditados, como lo han hecho en algunos casos. El CNE debe dejar muy claro que los miembros de las mesas no pueden comportarse como activistas políticos.
De hecho, en cada centro electoral deberían colocarse carteles muy visibles, con letras muy grandes, divulgando estos aspectos, de modo tal que los votantes sepan cuáles son los derechos, los deberes y las obligaciones del personal electoral y de los militares.
Continuaremos con el tema.