Democracia participativa, por Teodoro Petkoff

He decidido, Yo, El Supremo, Yo, El Arrecho, Yo, El Toro que más Muge, que voy a revivir el MBR-200. Y así lo PARTICIPO, para que quede claro que soy el Supremo Sacerdote de la Democracia Participativa. En Quebec me enfrenté a 33 podridos demócratas representativos, reivindicando precisamente la Democracia Participativa, y al volver al país, HE DECIDIDO mostrarles cómo funciona la cosa: Yo, Hugo, Presidente, por ahora, aspirante a Rey, decido una cosa y la participo a mis obedientes seguidores».
Esto fue lo más significativo de la hemorragia verbal de ayer. Lo demás fue la misma paja autobombástica de siempre. Pero este aspecto, aparentemente subalterno, es muy significativo porque revela la concepción profunda que Hugo Chávez tiene del poder. Fue lo que los psicoanalistas llamarían un «acto fallido». Chávez no se siente parte de una colectividad política, no se ve a sí mismo como el primero entre sus iguales, con los cuales debatir y escuchar sus opiniones, para establecer una línea de conducta. El no discute, él decide por sí y ante sí. Es la quintaesencia del personalismo, del caudillismo tradicional venezolano.
Esa forma de concebir y ejercer el poder tiene su exacta contraparte en la sumisión abyecta de sus seguidores. Tomados por sorpresa, atónitos, sólo atinaban a balbucear su aceptación acrítica de la decisión del Jefe. Sí, Jefe, lo que usted mande, Jefe. Comandante en Jefe, ¡ordene! Apenas, detalle interesante, su propio hermano Adán expresó lo que pareció una cierta incomodidad: «No tengo nada que declarar. No conocía la idea». Ningún otro se atrevió a sugerir siquiera la posibilidad de que el asunto se discutiera en el Comando Táctico Nacional. Aquí no hay nada que discutir. El caudillo tuvo una idea genial y lo que queda es obedecer.
Ahora bien, ¿qué será este MBR-200? ¿Un cónclave de elegidos? ¿El superpartido que vigilará a los otros de la alianza gubernamental? ¿O la idea es disolver estos y hacer un solo pote partidista en el MBR-200? ¿El MAS está incluido en este llamado? A juzgar por la convocatoria de ayer, no es un detalle cualquiera que Hugo, El Supremo, haya decidido recordar que el PPT existe e incluso que llamara a Guillermo García Ponce, quien, con todos sus méritos, no se representa sino a sí mismo, y en cambio «olvidara» mencionar al partido que tiene la llave de la mayoría parlamentaria. El MBR-200 era una organización militar; ahora que se le exhumará, ¿la idea es colocarlo bajo la hegemonía militar? ¿Qué clase de descomposición en las actuales fuerzas de la alianza ha olido Chávez como para intentar este brutal retorno al sectarismo de los orígenes? Después de dos años de gobierno, Hugo I lo que quiere es crear de nuevo una secta política. En lugar de la convocatoria al país, el acto de ayer, en familia, con la calle vacía, fue el primer paso para reconstruir la secta de conspiradores que llevó al 4F. Hugo se atrinchera en sí mismo. Así como la dromomanía (manía viajera) es una manera de huir de la realidad cotidiana del país, el MBR-200 es la búsqueda ansiosa del confort espiritual que da la certidumbre de la secta de los propios