Detener la violencia, sobre todo la armada
El miércoles 30 de julio reciente, María Corina Machado participaba en una Asamblea de Ciudadanos en el Bloque 8 de la UD 5 de Caricuao, cuando una treintena de miembros de los «colectivos» La Piedrita y Amazonas según los identificaron los vecinos, armados de pistolas, piedras y palos, atacaron el acto y de ñapa le destrozaron el carro a María Corina. Esta fue protegida por varios de los vecinos, quienes hicieron una barrera humana para cubrirla. Muy mal síntoma este. Ya teníamos el precedente del abaleo, también por «colectivos», de una manifestación estudiantil en Caracas, esa vez con el lamentable saldo de una muerte. También en Valencia los disparos contra una manifestación produjeron una víctima fatal. Por lo general, se da la circunstancia de que estas arremetidas de los «colectivos» suelen ser observadas impávidamente por la Guardia Nacional, que, no quiero ser malpensado, pero más pareciera estar ahí para «proteger» a los atacantes que para guardar el orden. El Gobierno y el PSUV harían bien en amarrar a sus gatillos alegres porque este tipo de acciones, más bien a corto que a largo plazo, suelen producir reacciones y todo se va encadenando en una seguidilla siniestra, en la cual pierde todo el mundo. Ya estamos en los preámbulos de una nueva campaña electoral, la del año próximo, para elegir a los diputados a la Asamblea Nacional. Venezuela se ha destacado siempre por la casi total ausencia de violencia en sus torneos eleccionarios. Hay que detener a tiempo estos signos preocupantes, no vaya a ser que el escenario electoral que viene resulte contaminado por el uso de revólveres y pistolas como «argumentos».