Dios los cría…, por Simón Boccanegra
¡Pobre Bolívar! Cuándo iba a imaginar que réplicas de su espada libertadora iban a andar en manos de unos sujetos tan contrarios a su espíritu republicano como el loco de carretera que tiraniza a Libia y el brutal y sanguinario déspota de Zimbabue. A éste se la dio cuando lo invitó a Caracas y se le durmió oyendo una de sus peroratas. Ahora se la regala a Gaddafi. De la espada del Libertador, por cierto, dicen que nunca la ha devuelto Chacumbele a la bóveda del Banco Central, donde estuvo siempre, para su protección. No sé si es verdad, pero conociendo al personaje y la relación que dice mantener con el espíritu del Padre de la Patria, a través de babalaos cubanos, no tendría nada de extraño. Precisamente porque cree que es de su propiedad particular es por lo que la deshonra regalando copias de ella a cuanto fascineroso internacional anda por allí. Lo que son las tretas de la historia.
La derecha mundial se une a Chávez para lavarle la cara al loco de carretera, quien es reo de una cantidad de actos de terrorismo que dejaron una estela de muertos por medio mundo. Petróleo es el nombre del juego, después que el loco de carretera se rajó y pidió cacao. Ahora, hasta se da el lujo de ir a Naciones Unidas y de viajar por el mundo, teorizando junto a Chacumbele, una redefinición del «terrorismo». Seguramente el par de compinches establecerá que hay voladuras de aviones buenas y voladuras malas y cosas por el estilo. Es curioso, pero Chávez y Berlusconi son los fiadores mundiales de Muammar I, Rey de los Reyes Tradicionales Africanos. Sólo quienes todavía creen que Chacumbele es de izquierda pueden extrañarse de este contubernio. Dios los cría y el Diablo los junta.