Disco rayado, por Simón Boccanegra
Al vicepresidente Elías Jaua le parece un disco rayao que se recuerde la existencia de una relación entre funcionarios del Gobierno y el tráfico de drogas.
Asegura que la administración de Chacumbele es la que más lucha contra ese cáncer, que había invadido el país antes de la llegada de su comandante. Nada original Jaua en esta excusa. La culpa para todo eso es irse al pasado. Que durante la actual gestión, la cual va por el año 13, se hayan capturado en Venezuela a una cantidad grande de capos colombianos del tráfico de drogas no es precisamente un disco rayao, sino la constatación que el país sirve de guarida a esos maleantes.
Sería bueno saber en qué año entraron, seguro que fue después de 1999. Sería también útil determinar cómo obtuvieron sus documentos de identidad, pues también en la mayoría de los casos son perfectamente legales. Otro disco rayao para Jaua deben ser las declaraciones de su ex compañero de proyecto político Walid Makled, quien aseguró en diversas oportunidades tener en su nómina a militares de alto rango y a un grupo de diputados rojitos. Es un disco rayao también el que ese ciudadano recibió de este gobierno favores que le permitieron manejar parte del puerto de Puerto Cabello, del aeropuerto de Valencia y comprar una línea aérea. Que con frecuencia aviones, avionetas y barcos con bandera venezolana que partieron de territorio nacional se estrellen o sean capturados con grandes cantidades de droga en su interior deber ser también un disco rayao que fastidie al vicepresidente. Lo que realmente es un disco rayao es la desfachatez que tienen Jaua y sus compañeros para justificar lo que pasa en el país. Es por ello que el próximo 7 de octubre el pueblo venezolano va a mover la aguja, pues ya está cansado de este disco rayao.
