Echándole más leña al fuego, por Miro Popić
Twitter: @miropopiceditor
El dominio del fuego por los homínidos marca el comienzo de la cocina. Ocurrió, ya de forma cotidiana, hace unos 300.000 años y 15 días. Lo de los miles de años es historia. Lo de los 15 días es parodia, desde que el Mayor General Ovidio Delgado Ramírez, uniformado de verde oliva y con un anillo de oro de unos cuantos kilates en su mano derecha, anunció que Venezuela, el país con mayores reservas petrolíferas del mundo, volvía a los tiempos en que éramos gorilas, cuando comenzamos a cocinar con leña.
El fuego iluminó y calentó la Edad de Piedra y, en asuntos de cocina, cambió la química de los alimentos y mejoró la biología. Permitió la digestión de una mayor cantidad de materia prima, redujo los tiempos de masticación e incrementó el tamaño del cerebro. Dio origen al lenguaje, a la palabra, y eso nos diferenció del resto de los animales. Con el descubrimiento de la electricidad los árboles comenzaron a vivir más tranquilos. Dejaron de ser materia prima para cocinar.
El general Delgado habló con cariño de su abuela. Yo puedo hacer lo mismo con la mía, ella también cocinaba con leña pero mi mamá no ni yo tampoco y mis hijas menos. Creo que a ninguna de las actuales y futuras abuelas les interese volver a ese tipo de fogón. En mi caso, recuerdo el paso de la leña a la cocina a kerosene y luego a la de gas. La eléctrica nunca nos interesó porque carecía de la magia de la llama.
Ciertas cocinas o preparaciones requieren de leña procesada en hornos ad hoc, como las pizzas, por ejemplo, algunas tortillas y carnes mexicanas, el naan en la India, la peka en Croacia, el ahumado de pescados, etc. Todas estas técnicas son excepciones y casos aislados. La leña, bien usada, aporta sabor y genera nuevas moléculas que le dan complejidad a lo cocinado con ella. Hay leñas más aromáticas que otras, incluso algunas que estropean todo lo que toca su humo.
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Por miles de años, tal vez demasiados, la leña fue el combustible que condicionó la cocina. Funcionó mientras la gente vivía en el campo y abundaban los bosques. Hasta 1920, nuestro país era eminentemente rural pero en menos de cincuenta años se invirtió la ecuación y hoy en día el 90% de la población es urbana. ¿Cómo cocinar con leña en el 23 de Enero, por ejemplo, o en Lomas del Ávila? Nadie niega que puede tener su encanto, que la nostalgia por la arepa recalentada en el rescoldo de la hoguera siga presente en los más ancianos, pero de ahí a convertirla en panacea energética, es simplemente muestra de que la estupidez humana no tiene cura.
A los árboles los hicieron leña. Les dieron con todo, tanto que la expresión vuelto leña es sinónimo de mal, malo, destruido, deteriorado, arruinado, inservible, cansado, como lo explica cualquier diccionario. Su tala indiscriminada acabó con países enteros y actualmente afecta la vida del planeta, tanto o más que la destrucción ocasionada por el arco minero en la Gran Sabana.
Como fuente de energía, la leña es un mal negocio. La quema de madera es una liberadora de CO2 (dióxido de carbono), más que el petróleo, el gas, el carbón mineral, por la misma cantidad de calor. Es lo que produce el efecto invernadero que tanto daño está causando en el planeta. Es lo que llevará a una segura extinción masiva de especies, según los expertos.
¿Y la salud? Los efectos del humo de leña sobre la salud son una amenaza. Puede que a algunos el humo les huela bien y les guste, sobre todo cuando anuncia que alguien en la cercanía está preparando una parrilla. Pero en ese humo hay partículas microscópicas tremendamente dañinas que pueden entrar a los ojos o al sistema respiratorio con efectos dañinos como ardor, goteo nasal, enfermedades como asma, bronquitis, infartos de miocardio, insuficiencia cardíaca, y quién sabe qué más.
La Organización Mundial de la Salud calcula que 2.5 millones de muertes en el mundo están relacionadas con la contaminación intramuros o en el interior de viviendas, ya que el humo que queda atrapado en el interior del hogar puede alcanzar una concentración peligrosa de contaminantes. Los más afectados son los bebes, los niños, las mujeres embarazadas, los adultos mayores.
En muchos países del mundo, como Chile y México, entre nuestros vecinos, está prohibido usar leña como combustible. En París está prohibido desde el 2007. En el Reino Unido esperan hacerlo en el 2023. Nosotros, como toda revolución, hacemos lo contrario.
Cuando el general Delgado anunció que ante la carencia de gas y energía eléctrica para cocinar el control y racionamiento de la leña quedaba bajo control militar, no hizo más que echarle más leña al fuego. Y ya sabemos lo que eso significa: echar más leña al fuego quiere decir que, ante una situación complicada o conflictiva, se está influyendo a que el problema se avive y continúe creciendo.
Ya anunciaron que queda gasolina sólo para 20 días.