Economistas recomiendan modificar política antiinflacionaria ante estancamiento económico
Entre las recomendaciones para encauzar la economía por una senda adecuada para el crecimiento sostenido, los economistas Leonardo Vera y Asdrúbal Oliveros propusieron durante un Twitter Spaces con TalCual integrar en la banca los dólares circulantes en la economía informal, reinsertar a Venezuela en los sistemas de financiamiento de organismos multilaterales, y dejar de lado la política económica restrictiva que impera actualmente en un intento por reducir la inflación
Tras afrontar uno de los ciclos de hiperinflación más largos en la historia moderna, Venezuela empezó a registrar tasas de inflación mensual inferiores a 10% en el último semestre, motivado en gran medida a una política gubernamental de ajuste que ha acabado por incentivar un progresivo estancamiento de la economía.
Sobre esta premisa, TalCual organizó un Twitter Spaces titulado Hablemos de inflación y deflación en Venezuela este miércoles 20 de marzo para conversar con los economistas Leonardo Vera y Asdrúbal Oliveros sobre las causas y consecuencias de esta tendencia a la desaceleración de la tasa de inflación. Con la tertulia, se llegó a la conclusión de que es necesario dar un giro a esta política en aras de incentivar un crecimiento económico sostenible.
Si bien es cierto que la prevalencia de tasas de inflación bajas en estos últimos meses puede tener una connotación positiva al estabilizar precios de bienes y servicios, los analistas hacen la salvedad de que este proceso solo ha sido posible gracias a unas prácticas nocivas para la economía, que incluyen factores como:
- Restricción del gasto público, que ha conducido al congelamiento de salarios en la administración pública por más de dos años.
- Limitación del crédito bancario a través del encaje legal, con lo que las empresas privadas no tienen acceso a financiamiento.
- Intervención del mercado cambiario mediante la inyección constante de divisas del Banco Central de Venezuela (BCV) a las mesas de cambio, con la finalidad de mantener una estabilidad —artificial— del tipo de cambio.
Estos elementos, además de otros factores, han limitado la capacidad de la economía para crecer, dando paso a una círculo vicioso en el cual no hay suficiente poder adquisitivo para adquirir los bienes y servicios que produce la economía y las empresas, incluso con capacidad para incrementar su producción, la mantienen o disminuyen para equipararse al nivel de demanda de la población.
«A la política económica y antiinflacionaria hay que darle un giro, para que no siga sometiendo a la economía a esta restricción tan profunda. Es un sinsentido creer que sin crédito ni consumo, es bueno tener baja inflación», razonó Oliveros durante la conversación.
Por su parte, Vera lamentó que Venezuela entrara en un programa que acabó por «entrampar» a la economía con unas condiciones insostenibles para cualquier sistema económico, perjudicando a la población al eliminar el acceso al crédito y reduciendo la capacidad adquisitiva al no incrementar los salarios.
«Nos metieron en este programa para detener la inflación sin tener en cuenta la importancia que tiene el crédito para las unidades productivas. Yo no conozco ningún país que pueda crecer sin crédito. Además, la política de congelación del salario afecta a más de 5,5 millones de pensionados es algo nunca antes visto en Venezuela», destacó.
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Por si fuera poco, alertó que la aparente estabilidad de la tasa de inflación es frágil, pues cualquier desequilibrio en la política aplicada podría revertir la situación, como la incapacidad de inyectar más dólares en el mercado cambiario.
«Esta obsesión por anclar el tipo de cambio en un nivel tan sobrevaluado nos pone en riesgo de que esto se revierta y que volvamos a unos niveles inflacionarios mucho más elevados», sostuvo Vera.
Al respecto, Oliveros advirtió que una de las consecuencias de esta práctica es que cada vez se requiere inyectar una mayor cantidad de divisas para contener el precio del tipo de cambio, por lo que en algún momento colapsará este mecanismo y el dólar corregirá su precio.
«Si revisas las cifras de intervención cambiaria te das cuenta de que va creciendo. Cada vez se necesitan más dólares para intervenir en el mercado y eso tiene que ver con la sobrevaluación del dólar. Eso no es sostenible en el tiempo», resaltó.
¿Cómo salir del atolladero?
Ante este callejón sin salida en el que se encuentra inmersa la economía venezolana, Vera y Oliveros coincidieron en ciertos puntos que podrían ayudar a dinamizar la actividad económica, incrementar la producción y avanzar por una senda de crecimiento sostenido. Sin embargo, recalcan los cambios estructurales que deben implementarse para que esta posibilidad sea viable.
Como primer punto, Oliveros recomienda abandonar el sendero de la restricción monetaria y, en su lugar, apalancarse en la dolarización de facto que impera en la economía informal, permitiendo que todas esas divisas ingresen al sistema bancario para reimpulsar la actividad crediticia.
Esto permitiría, además, dejar de depender de la intervención cambiaria y utilizar esos dólares que suelen inyectar en las mesas de cambio para invertir en sectores clave, como el energético.
«El país pudiera dar unas señales de recuperación si el Gobierno se apoya en la dolarización informal, estimulando que buena parte del circulante vaya a la banca, permitiendo que esos dólares circulen entre bancos y que estos puedan prestarlos. Creo que pueda dar más dinamismo a la economía», señaló.
En otro frente, el Gobierno debe hacer las gestiones y esfuerzos necesarios para reintegrar al país en el sistema económico internacional, así como a los mecanismos de financiamiento que proponen organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), para formular programas de recuperación para Venezuela.
«Un programa de estabilización en Venezuela necesita un flujo para reducir la enorme brecha fiscal del país porque hay enormes necesidades de gasto. Es importante que Venezuela tenga acceso al crédito internacional. Necesitamos reconstruir las reservas internacionales líquidas. Para eso se necesita crédito y asistencia financiera internacional. Necesitamos sacar al país del aislamiento financiero y económico», razonó Vera.
No obstante, las condiciones políticas actuales de Venezuela complican este panorama de reconexión con sistemas financieros internacionales, por lo que Oliveros resaltó la necesidad de un acuerdo institucional que pueda generar un marco de estabilidad a largo plazo para hacer sostenibles estos hipotéticos programas de recuperación.
«Hace falta un acuerdo institucional en Venezuela. En las condiciones actuales no hay manera de hacerlo. Mientras tengamos esta situación de crisis política permanente, difícilmente podamos entrar en una dinámica donde el país acceda a los recursos que necesita para entrar en una senda de recuperación sostenible y con un beneficio para las mayorías», comentó el socio director de Ecoanalítica.
No hay deflación… aún
Uno de los eventos que motivó esta conversación en Twitter Spaces fue la cifra del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) sobre la tasa de inflación en febrero, pues su registro fue de -0,5% frente a 1,2% que publicó el BCV.
Esta tasa de inflación negativa fue reseñada por medios locales y agencias internacionales, lo que provocó críticas por parte de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien destacó que Venezuela no afronta un proceso de deflación y fustigó al OVF por sus estudios independientes.
Ante la duda de que Venezuela pueda asomarse a un proceso de deflación, Vera aclaró que esta definición solo aplica para un período prolongado de reducción constante de precios, por lo que no podría denominarse de esta manera a la economía venezolana por el registro de tan solo un mes.
«Es prematuro hablar de deflación en Venezuela. Sabemos que hay precios de ciertos bienes y servicios que han manifestado ciertos ajustes a la baja, aunque no diría que sea lo más generalizado», explicó.
Sin embargo, subrayó que la economía venezolana sí experimenta algunas de las condiciones que suelen padecer los pocos países que entran en períodos de deflación: caída de la economía y períodos de consumo insuficiente.
«Las deflaciones obedecen a la caída muy fuerte del valor del patrimonio, de activos y de ingresos, una sobreoferta en la economía y una escasez de demanda que obliga a las unidades productivas a bajar los precios. No sería muy raro ver en Venezuela un proceso de deflación», reconoció Vera.