El 23N lo tiene loco, por Teodoro Petkoff
El oficialismo está desconociendo la decisión electoral que favoreció a diversos candidatos opositores. El Cabildo Metropolitano de Caracas no pudo instalarse en su sede porque la Asamblea Nacional, es decir, Cilia Flores, decidió “recuperar”, manu militari, el local donde sesionaba y funcionaba ese cuerpo colegiado. El gobernador electo del Táchira, César Pérez Vivas, no ha podido asumir el cargo porque el Consejo Legislativo Regional, arbitrariamente, ha resuelto juramentarlo… ¡en enero! A la Alcaldía Metropolitana sólo falta que le arrebaten el escritorio del alcalde. Acciones semejantes se adelantan en otras gobernaciones y alcaldías ganadas por la oposición. La Fiscalía de la República, sumándose a la cayapa contra Manuel Rosales, lo cita para próximo 11, con la finalidad de imputarlo por supuestos delitos de corrupción, patraña que ya el propio Rosales se encargó de desmontar en la Asamblea Nacional. Esta, por su parte, aprueba el estrambótico e hilarante informe perpetrado por Mario Isea, sobre el magnigolpe. Todo, contra el telón de fondo del enloquecido discurso de Chávez, cuyas palabras configuran claramente una incitación al delito, y quien ya no encuentra qué más barbaridades vociferar en sus ladillosas cadenas de horas y horas, todos los días, para sacarse el clavo de las derrotas que experimentó el 23N.
Toda esta suma de atropellos e ilegalidades es ya parte de la campaña de Chávez hacia esa montaña de anti-constitucionalismo que es el replanteamiento de la reelección indefinida vía enmienda. Esa es la tónica que el Presidente va a darle a su empeño de perpetuarse en el poder. Todo lo que hemos visto hasta ahora en materia de ventajismo será poco al lado de lo que nos espera.
Todo lo que hemos oído en materia de insultos y ofensas será una bagatela comparado con las toneladas de basura que saldrán de la Gran Bocota. Todo el aparato del Estado y del Gobierno será lanzado contra el país que no quiere reelección, en un despliegue de ilegalidad que superará todo lo que hasta ahora ha sido visto. El TSJ ya está preparado para convalidar «jurídicamente» esta vagabundería.
Van a apresurar la aprobación de la enmienda en la Asamblea Nacional. No van a recoger firmas sino que la enmienda será introducida directamente por los diputados y la aprobarán de un solo trancazo.
Chacumbele está apurado. Concibe todo como una blitzkrieg, una guerra relámpago.
Porque lo que le quita el sueño es el referéndum popular. No se siente seguro. Sabe que tiene el piso movido. La jaquetonería de su discurso trata, infructuosamente, de esconder el miedo que lo embarga. Miedo a que el pueblo ratifique la fecha de vencimiento de su mando. Todo lo que está maquinando será inútil.
Será derrotado nuevamente porque «nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente». Palabra de Simón Bolívar.