El desacuerdo, por Juan Páez Ávila
Autor: Juan Páez Ávila | @jpaezavila
Aunque la negociación entre partes con concepciones diferentes acerca de la gobernabilidad del país, siempre estará latente en el mundo de la política o de la guerra, lo sucedido en República Dominicana al no lograrse un acuerdo para comenzar a ponerle fin a la crisis que atraviesa la sociedad venezolana, por ahora es responsabilidad fundamental del gobierno de Nicolás Maduro, quien de acuerdo a lo expresado en sus múltiples cadenas, cree que puede imponer impunemente el fracasado socialismo del siglo XXI sin tomar en cuenta la conciencia democrática que se ha generado, no sólo en Venezuela, sino también en la mayoría de las naciones del hemisferio occidental.
El llamado a elecciones para el 22 de abril que hizo el Consejo Nacional Electoral, ha pedido del jefe del Poder Ejecutivo, ratifica la inexistencia de la independencia de los Poderes Públicos, todos, con la excepción del Legislativo, controlados por Maduro, y revela la decisión de violar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, para perpetuarse en el poder, desafiando al mundo democrático, en la creencia de la cúpula castro madurista de que su régimen es invulnerable a la presión de más del 70% de los venezolanos que considera un desastre su administración, y a las naciones del universo democrático que profundizará las sanciones a su gobierno.
Aún cuando al momento de escribir este artículo no se conoce públicamente la decisión de los partidos políticos integrantes de la MUD y de algunos precandidatos que han puesto a circular sus nombres como aspirantes a la participar en las elecciones presidenciales, cualquiera sea la posición de asuman en las próximas horas o días, todo indica que viviremos momentos políticos difíciles de convivencia civilizada. Y aunque la oposición permanezca en su actitud democrática, ajena a todo atajo inconstitucional, la turbulencia nacional, regional y hasta mundial que generará la política del Gobierno, de violar el ordenamiento jurídico internacional, desconociendo tratados acordados y refrendados por nuestro país, es imprevisible prever.
La cúpula gubernamental ha demostrado que además de arruinar la economía de la nación, con su consecuencia de escasez de alimentos y medicinas, desempleo y hambre entre los más pobres, hiperinflación e inseguridad de bienes y personas, no está en capacidad de resolver unilateralmente tremenda crisis.
Todo lo contrario, con sus políticas regresivas hunde más el país, crea mayor descontento y aumento del rechazo a no sólo a Maduro, que ya se lanzó como candidato a la reelección, sino a todo su gabinete.
Y aunque en política no se pueden hacer afirmaciones categóricas con relación al futuro, porque los imponderables no dejan funcionar la lógica formal, lo evidente hoy, es que aumenta la tirantez Gobierno oposición. Maduro hace uso extralimitado del poder que le dan, el apoyo de la Fuerza Armada, el Poder Judicial y los aparatos policiales y para policiales o militares que reprimen sin tomar en cuenta la legislación del país, violan derechos humanos, secuestran y torturan a líderes opositores, e incluso a manifestantes pacíficos, que piensan distinto a sus políticas. Su candidatura, tenga o no contendientes, sigue teniendo el rechazo de la mayoría de los venezolanos, y el resultado de dichas elecciones, en las condiciones actuales, será inevitablemente fraudulento, que lo conducirá a un mayor aislamiento y condena internacional, y la negociación se producirá en otro contexto.
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